Monseñor Javier Román camina hasta 24 horas para poder llegar a evangelizar a las zonas indígenas.

San José – «Seguidme a mí, y yo os haré pescadores de hombres». Bajo esa premisa, un sacerdote católico de 54 años cuelga el hábito y se pone las botas de hule para llevar el amor de Cristo y el mensaje de salvación, a las comunidades más lejanas de Costa Rica, sin importarle que deba caminar más de 24 horas cargando un crucifijo o materiales para poder transmitir el evangelio.

Javier Román Arias, obispo de Limón, con 29 años de vida sacerdotal y dos de liderar el clero en la provincia del Caribe, ha recorrido las zonas más remotas de nuestro país con un solo fin: conseguirle adeptos a Cristo, como reza San Mateo.

Más allá de eso, en su misión de solidaridad y bondad, le ha llevado esperanza y calidad de vida a cientos de costarricenses, niños y adultos, que en zonas como Alto Telire o Alto Qhen pasan necesidades diarias.

La misión del Monseñor es llevar el amor de Cristo a las comunidades alejadas. «Tienen derecho a conocer a Cristo».

Román, quien nació en Tacares de Grecia, ha sido reconocido especialmente por una fotografía que circula en redes sociales en la que se muestra como carga un gran crucifijo para llevarlo a la capilla que creó en Alto Qhen junto a las Hermanas Caridad de Calcuta.

En el arranque de la Semana Santa 2017, el obispo concedió una entrevista a AMPrensa.com y relató sus experiencia de llevar el evangelio a esas zonas así como la ardua labor humanitaria, que, sin esperar nada a cambio, realiza frecuentemente.

¿Cómo ha sido la experiencia de evangelizar en una zona indígena?

«En ese caso de la foto, fuimos a dejar el crucifijo a la capilla de las Hermanas de Caridad de Calcuta, que ese día se fueron a instalar a la zona indígena. Nosotros regularmente visitamos esa zona. Ha sido una experiencia muy enriquecedora, me he encontrado con gente muy comprometida y con mucho trabajo por hacer.

Usted básicamente colgó el hábito y se puso las botas de hule para ir a transmitir el mensaje de Cristo…

«Es un deber del obispo conocer toda la Diócesis que le corresponder liderar. En mi primer año, me di la tarea de conocer cada uno de los pueblos. He estado Alto Telire, Piedra Mesa y las zonas más altas de la parte indígena. Me ha tocado ir un día subiendo y un día bajando por llegar allí, con eso conocí la realidad de las zonas. Descubrimos que el problema más grande allí es la alimentación y la iglesia y establecimos una iglesia en Alto Qhen, que la terminamos en enero».

¿Qué lo motiva a realizar este tipo de misiones, especialmente cuando lo complicado es el traslado?

«Otros obispos han recorrido las zonas y con dificultades mayores, yo creo que las fuerzas y la condición física le ayudan a uno para llevar el evangelio. Todos tienen derecho a conocer a Jesucristo y uno tiene derecho a expresar el amor de Dios para con ellos».

Junto con las Hermanas de Caridad de Calcuta, Monseñor Román construyó una capilla en Alto Qhen.

¿Qué pretenden con llevarles el mensaje de Cristo a los indígenas costarricenses?

«Simplemente es dar a conocer a Jesucristo. Que ellos se sientan amados por un Dios que los ha creado y un Dios que quiere lo mejor para ellos».

¿Ha sido complicada la evangelización?

«No ha sido complicado. Yo creo que hemos logrado conseguir los medios. En las zonas más altas, empresas y demás nos ha dado mucha ayuda. Hay dificultades pero Dios pone los medios para poder hacerlo».

¿Cómo han trabajado el tema de la evangelización en virtud de la diferencia cultural existente?

Además de la labor de evangelización, el sacerdote realiza una labor humanitaria, con la cual lleva comida a las zonas indígenas.

«No es tan complicado. La presencia de los padres alemanes de hace mucho tiempo hizo que la Iglesia estuviera presente en esa zona. Ellos reconocen la presencia de la Iglesia. Uno llega y ellos lo reconocen a uno. En cada uno de los lugares donde vamos, ellos no piden láminas para construir una capilla, queremos la presencia de la Iglesia. Tratamos de respetar en la medida de los posible, usamos los intérpretes para transmitir el mensaje de Cristo, les explicamos lo que ellos quieren saber».

¿Cómo han recibido las comunidades indígenas el mensaje de Cristo?

«Ah no, muy abiertos. Las primeras veces que yo subí a conocer querían que yo los bautizara, todos querían bautizarse. Los hemos bautizado y hemos tratado de darles seguimiento. La recepción ha sido muy buena».

Este domingo arranca la Semana Santa y su ejemplo es una forma de pedirle a los cristianos que salgan a la calle a dar conocer el evangelio. ¿Qué mensaje da a los costarricenses?

«Debemos vivir estos días de la mejor manera, los que asistan a sus iglesias, sea cual sea el credo o incluso los que vayan de vacaciones, deben recordar que Dios los ama y que Dios necesita una respuesta nuestra, siguiendo su camino, un camino de salvación, de amor».

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