Perro enjaulado en espacio reducido. Imagen Ilustrativa

Redacción- La última misión de rescate de la organización humanitaria Humane Society International está exponiendo la conexión entre el comercio de mascotas de cachorros y la industria de la carne de perro en Corea del Sur.

En ese país, los comerciantes de carne de perro hacen todo lo posible para persuadir a los consumidores, cada vez más reacios, que los perros criados para su carne son de alguna manera diferentes a sus queridos perros mascota en casa. Sin embargo, el rescate de casi 200 chihuahuas, corgis, huskies, chindos, yorkshire terriers, poodles, pomeranians, shih tzus y bulldogs franceses de una instalación de cría en Hongseong, que albergaban crías bajo lámparas de calor en llantas en desuso, evidencia lo contrario.

Aunque HSI ha encontrado perros de todas las razas en sus trece cierres de granjas de carne de perros, esta es la primera vez que la organización de beneficencia descubre una instalación donde los cachorros nacidos para el comercio de mascotas se criaban junto con otros destinados a ser electrocutados y vendidos como carne para los restaurantes locales. Cualquier cachorro que no se vendiera como mascota también terminaba en el matadero.

 El dueño de la granja de apellido Lee y de 60 años, dirigió el negocio durante ocho años, no obstante, se manifestó ansioso por dejar atrás los días de cría de perros. Su negocio es cada vez menos rentable ya que menos personas en Corea del Sur desean comer perros y vender cachorros en subastas se ha vuelto muy competitivo.

Su propia familia se opone firmemente a su profesión e incluso el Sr. Lee dice que se siente avergonzado de ser un criador de perros, pero no tuvo otra salida hasta conoció a otro comerciante que había cerrado su granja gracias a un plan de cierre apoyado por HSI.  Una vez que cierre la suya, y los perros sean trasladados para ser ubicados en hogares en otros países, el Sr. Lee espera convertirse en un guardia de seguridad y con la ayuda que HSI le va a dar para financiar un curso de capacitación en informática.

“Desde el principio, toda mi familia ha estado en contra de la cría de perros. Todas mis hijas y mi esposa quieren que lo cierre y nunca han querido visitar la granja. Me siento muy avergonzado de ser un granjero de carne de perro y un criador de cachorros y no le cuento a nadie lo que hago. Mi negocio tampoco está ganando dinero ahora y es demasiado difícil criar perros ya que tengo dolor de espalda.

Además, mi vecino se quejaba de los ladridos, lo que significaba que tenía que mover mi granja. Gasto más dinero en esta granja de lo que gano. Creo que el comercio de carne de perro morirá pronto. Siento que ya está terminando » manifestó Lee. HSI trabaja en asociación con los criadores para rescatar a los  perros y hacer la transición de sus negocios a empresas alternativas, humanitarias y más rentables, como el cultivo del campo o el comercio de servicios.

Tras el cierre de esta granja, las jaulas serán demolidas y ningún animal volverá a sufrir en esta propiedad. El agricultor ha firmado un contrato por 20 años en el cual garantiza que se mantendrá alejado de la carne de perro y de cualquier otra industria relacionada con los animales.

HSI realiza un seguimiento regular para garantizar el cumplimiento entre todos los comerciantes anteriores. A medida que crece el impulso político y público para poner fin al comercio de carne de perro en Corea del Sur, HSI espera que su programa demuestre que su modelo de eliminación gradual de este tipo de negocio algún día pueda ser adoptado en todo el país con el apoyo del estado.

Nara Kim, activista contra el comercio de carne de perro de HSI/Corea dice: “Los consumidores coreanos se sorprenderían al ver que la carne de perro que compran en restaurantes o mercados podría provenir de los mismos perros que ven en el escaparate de la tienda de mascotas.

No importa a donde vayan los perros, las condiciones en esta granja son horribles. Los perros están demacrados, sin pelaje y con heridas no tratadas. Los encontramos acurrucados en jaulas oxidadas, ya que soportan el amargo frío del invierno coreano. Es un inmenso alivio poder rescatarlos y llevarlos a Estados Unidos, donde podemos trabajar con organizaciones asociadas y comenzar su búsqueda de familias adoptivas.

Para ellos, la pesadilla ha terminado y esperamos que al exponer su sufrimiento podamos acelerar el fin de toda la industria para siempre «. El consumo de carne de perro está disminuyendo rápidamente en Corea del Sur, particularmente entre las generaciones más jóvenes. Una encuesta realizada por Gallup Corea en junio de 2018, muestra que el 70% de los surcoreanos dicen que no comerán carne de perro en el futuro.

Una serie de recientes movimientos de las autoridades para frenar el comercio de carne de perro refleja cómo la sociedad coreana está cada vez más incómoda con la industria. En noviembre del año pasado, HSI/Corea ayudó al Ayuntamiento de Seongnam a cerrar Taepyeong, el matadero de perros más grande del país, que será reemplazado por un parque comunitario.

Hechos:

•        Más de 2.5 millones de perros al año se crían en miles de granjas de carne de perro en todo Corea del Sur.

•        La mayoría de las personas en Corea del Sur no comen perros regularmente, pero sigue siendo popular durante los días de verano de Bok en julio y agosto, cuando se come como una sopa llamada bosintang.

•        Los perros se matan principalmente por electrocución, demorando hasta cinco minutos en morir. También se practica el ahorcamiento.

•        La industria de la carne de perro está en un limbo legal en Corea del Sur, ni legal ni ilegal. Muchas de las disposiciones de la Ley de protección de los animales se infringen de manera rutinaria, como la prohibición de matar animales de manera brutal, incluso colgando del cuello y de matarlos en áreas públicas o frente a otros animales de la misma especie.

•        En el cierre de cada granja de perros, HSI practica un examen veterinario para detectar la presencia del virus H3N2, o gripe de perro, durante las vacunas contra  la rabia, el DHPP y el virus de la corona. HSI también vacuna a los perros para el moquillo, parvo y coronavirus.

HSI luego pone en cuarentena a los perros en la granja o en un refugio temporal, sin permitir la entrada o salida de perros durante al menos 30 días antes del transporte al extranjero.