Redacción – En una pequeña oficina del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) se pelea contra el crimen de una manera distinta, ya que buscan rehacer una escena de un crimen o más bien recrear a los autores de ese acto criminal.

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Se basan en las declaraciones de testigos que tal vez recién acaban de ocurrir, puede ser desde un asalto, hasta una niña que acaba de ser violada.

Como en casi todo, la tecnología se apoderó de esta rama de la justicia que en un principio los retratos comenzaron siendo a mano, pero como suele pasar, la digitalización absorbió este método.

Pero, a pesar de estas herramientas, cada sesión exige mucho de estos justicieros, cada víctima demanda control y saber manejar las diferentes situaciones que se presentan.

Un ejemplo de ello es cuando se presenta una señorita violada, ya que para ella no es fácil describir al violador, siendo esta la etapa más difícil de la elaboración de retratos.

AMPrensa.com tuvo la oportunidad de conversar con una retratista del OIJ cuyo nombre no será reveladopor motivos de seguridad de la funcionaria.

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La retratista comenta que en la oficina por lo general solo había hombres, y parte de que ella esté hoy ahí es porque la sección necesitaba una mujer que interfiriera en el proceso de descripción de testigos femeninas.

La experiencia de ella dice que la elaboración de retratos es de las partes más críticas, puesto que hay que esperar a que la víctima este en un estado de calma, porque emocionalmente se llegan a derrumbar cuando se comienza a reconstruir la imagen en la computadora.

En algunos casos hasta se ponen a llorar, vomitan y hay que llamar a psicólogos para atenderlas.

“Hay que ser muy humano para trabajar el tema, no se puede dejar de lado. Por el hecho de ser mujer, pero también como ser humano uno se pone en los zapatos de la persona, el hecho de tener hace un momento a una niña de 14 años se vuelve muy complicado y muy duro, surge un sentimiento de protección y comprensión para con la víctima”, expresó la retratista.

Los artistas tienden a reconstruir la imagen de las cosas y cuando le relatan los hechos se lo imaginan todo, se torna muy vívido para ellos también y tienen que contenerse para no llevar a la víctima a esa situación de nuevo tratando de darle un ambiente de paz a la persona.

Cuenta la retratista que en la elaboración de un retrato, la duración depende mucho de la persona y otros factores que hay que tomar en cuenta, por ejemplo cuantos retratos va a hacer la víctima, por lo general se hace uno; sin embargo el estado emocional y físico de la persona influye mucho.

“Una vez llegó una muchacha con sangre en un brazo por un balazo”, añadió.

Un retrato puede durar desde una hora, hasta tres horas, dependiendo de la persona y entre los rasgos importantes destacan el recordar la forma de los ojos, si es delgado o grueso, color de cabello, la boca y nariz.

Para la retratista, ya existe un perfil de delincuentes. Esto se debe a que la vida que llevan hace que el rostro lleve ciertas características.

Un perfil muy típico es el muchacho delgado, moreno con pómulos hendidos, afectado por drogas y con ojeras, por lo que los perfiles van tomando cierto rumbo.

Cuando se le consultó sobre si disfruta su trabajo admitió que si lo disfruta por el aporte que le da a la justicia.

“Lo disfruto mucho en la medida en la que uno aporta, (…) en esas situaciones cuando tengo aquí una chiquita contando como es el tipo que la acaba de violar, entonces en ese sentido yo lo disfruto porque sé que por lo menos puedo ayudar”, concluyó la retratista.