Redacción/Agencias – La cárcel de Tacumbú abrió hoy a los medios la lujosa celda del preso brasileño Jarvis Pavao, un «departamento» que contrasta con el hacinamiento en que viven los internos de la prisión, la mayor de Paraguay y cuya conflictividad costó el puesto a la ministra de Justicia, Carla Bacigalupo.

Luis Villagra, nuevo director de la cárcel, ubicada en Asunción, fue quien guió a los periodistas por los aposentos de Pavao, a quien se asocia con el narcotráfico y quien era considerado un poder en la sombra en Tacumbú hasta su traslado el miércoles a dependencias policiales de máxima seguridad.

Confortables sofás para un buen descanso, una acolchada cama matrimonial, televisiones plasma y equipos de música, fax y fotocopiadora, formaban parte del hogar carcelario de Pavao, un luminoso loft como los que se alquilan en Villa Morra, el barrio asunceno donde vive la clase alta.

El espacio, que incluía una cocina, un despacho, un baño con todos los servicios y un trastero-gimnasio para guardar su indumentaria deportiva de marca, aislaba del resto de presos a Pavao, condenado a siete años por lavado de dinero y reclamado por la Justicia de Brasil por presunto narcotráfico.

La privilegiada situación de Pavao, quien según sus abogados ayudaba económicamente a muchos presos sin medios para subsistir en la cárcel, era diametralmente opuesta a las condiciones de vida de la población carcelaria de Tacumbú, con unos 3.532 reclusos y una capacidad para 1.687 personas.

Precarias celdas donde se amontonan los prisioneros, muchos de los cuales ni siquiera tienen lugar en ellas y duermen en los pasillos, son el paisaje de Tacumbú, el máximo ejemplo de la superpoblación carcelaria de Paraguay.

Ese exceso demográfico en las prisiones, según datos oficiales, asciende a 13.071 personas, pese a que sus infraestructuras solo tienen capacidad para albergar a 6.643 internos.

La invitación a los medios para visitar el «apartamento» de Pavao partió de la dirección de Tacumbú nombrada por el nuevo ministro de Justicia, Ever Martínez, quien asumió el martes en reemplazo de Bacigalupo.

Martínez, tras entrevistarse con el presidente paraguayo, Horacio Cartes, prometió una regeneración del sistema penitenciario paraguayo y se ha estrenado destituyendo a Luis Barreto, el anterior director de Tacumbú, y a Artemio Vera como responsable de la Dirección de Institutos Penales.

La mejora de la vida en las cárceles y el alivio del hacinamiento era también parte del programa que se marcó Bacigalupo cuando asumió en enero el mando del ministerio de Justicia.

Sin embargo, la explosiva situación en Tacumbú es la que parece haber pasado factura a la exministra, quien fue cesada por Cartes tras varias semanas en la cuerda floja.

Había quedado «tocada» en junio, tras el incendio que provocó la muerte de cinco presos y de un funcionario de la prisión.

carcelNarco

Si bien fue considerado un accidente, el incendio fue una «tragedia anunciada», según Amnistía Internacional, que criticó las condiciones de hacinamiento y pidió una «investigación exhaustiva» del siniestro.

Sin embargo el cese le llegó esta semana y raíz de un incidente no del todo aclarado, pero en el que las autoridades implican a Pavao.

Un guardia de la prisión halló el martes un artefacto explosivo, compuesto por un gel usado para la dinamita, colocado sobre un muro del predio penitenciario y listo para abrir un boquete que propiciara una fuga en la que se implicó a Pavao.

La investigación de esos hechos derivó en un registro de la cárcel por fuerzas especiales y el trasladado de seis presos calificados como «pesos pesados» a las celdas de la Agrupación Especializada de la Policía Nacional, donde están los internos de máxima seguridad.

Pavao, que estaba en esa lista, se negó a ser trasladado alegando que era algo ilegal, y permaneció en su celda VIP hasta que finalmente fue llevado a ese centro, donde todavía se encuentra.

El preso brasileño solicitó hoy un recurso de amparo para volver a Tacumbú que le ha sido denegado.