Redacción – No se trata de condenar a las mujeres que se han operado para tener más pecho (ha sido su elección y si están contentas con el resultado, estupendo), sino de que no te acomplejes porque tus senos sean pequeños.
Aunque todavía se siguen realizando muchas operaciones, cada vez escuchamos a más mujeres jóvenes decir en voz alta que están hartas de la presión que hay en pro de los pechos grandes y que ellas no se avergüenzan de tenerlos pequeños, sino todo lo contrario.
1. Sientes más placer
Lo han comprobado en un estudio sobre sexualidad realizado en la Universidad de Viena. Y si lo piensas, es bastante lógico: cuanto más grandes son tus mamas, más tejido glandular, que es el más sensible (en él están las terminaciones nerviosas). En una mama pequeña, este tejido glandular está más en la superficie y se estimula rápidamente cuando tu chico te acaricia. Esto no signfica que las mujeres con mucho pecho no sientan nada (o muy poco), pero sí que necesitan caricias más numerosas y “profundas” en esta zona. ¡Ah! Y un plus muy sexy para ti: tu chico puede manejar mejor un pecho pequeño e incluso abarcarlo con su mano y darte así un masaje total, superestimulante.
2. Es más fácil cuidarlo
Si tienes poco pecho, te será más cómodo hacerte el autochequeo mamario mensual y, además, en un seno pequeño es posible detectar cualquier cambio o bultito con más facilidad porque la capa de grasa no interfiere en el tacto al palparla.
¿Y qué decir del peso? Está claro que a mayor tamaño, más peso, así que si tienes las mamas muy grandes, “tirarán” de la espalda y el cuello, alterando la postura de tu columna y de tus cervicales. ¿Resultado? Una mayor tensión muscular, más dolores de espalda y hasta dolor de cabeza (por la presión cervical).
3. Te hace parecer más joven
Es cierto: las chicas con poco pecho generalmente parecen más jóvenes porque la ropa les sienta mejor y su silueta resulta más juvenil. Además, el pecho grande se cae antes (la fuerza de la gravedad puede llegar a hacer estragos) y unas mamas caídas “envejecen” el aspecto de tu cuerpo. Un especialista en psicología de la evolución de la London School of Economics apunta que en la Prehistoria (recuerda que en aquella época no había calendarios y no se contaba eso de cumpleaños feliz), una de las formas que tenían los hombres de las cavernas para calcular la edad de las mujeres era mirándoles el pecho. Si lo veían grande y caído, significaba que la mujer era mayor.