Redacción-Un hijo requiere afecto y tiempo todo el año, pero la Comisión Costarricense de Cooperación con la UNESCO aprovecha este contexto del Día del Niño para pedir a los progenitores que asuman con responsabilidad su función.

“La ola de suicidios que se han registrado, el crimen atroz de un inocente de 8 años, los ajusticiamientos entre bandas, todos estos hechos tienen un origen común: la ausencia de afecto y tiempo durante los primeros cinco años de vida, tiempo crucial, durante el  cual la persona desarrolla su personalidad” asegura Rocío Solís, presidenta de la Comisión.

En su opinión, la sociedad está enferma porque los padres han olvidado su verdadera función y delegan el cuido y la atención de sus hijos a la televisión y la tecnología. En el primer lustro de vida se estructura la personalidad, se van comprendiendo los límites, se va aprendiendo sobre el respeto a sí mismos y los demás, se entiende hasta donde debo y puedo llegar para conseguir algo.

Ese tiempo es muy valioso y no significa que después de los cinco años no se pueda trabajar para encausar a la persona, pero ya será más difícil porque habrá creado barreras.

El tiempo de calidad, el afecto, la comunicación, que los hijos reciben desde su nacimiento, son los encargados de convertirlos en personas de bien. También necesitan disciplina, apoyo, ánimo y dirección, para poder crecer, madurar y convertirse en adultos independientes. Y el otro gran condimento es el ejemplo, la similitud entre los que esos padres dicen y hacen.

Ser un buen padre o buena madre, es la tarea más difícil de todas las que nos presenta la vida, porque se trata de tomar un ser vulnerable y asumir la plena responsabilidad para criarlo con el objetivo de que llegue a convertirse en un ser disciplinado e independiente y productivo para la sociedad.

Por eso en este mes de setiembre, en lugar de andar buscando en las tiendas cuál puede ser el mejor regalo, reflexione y póngase como propósito ser un mejor padre o madre, para darle a esta sociedad, ciudadanos de bien.#AMPrensa