Redacción- La pérdida de la audición es progresiva, debido al desgaste natural que ocurre en las células del oído interno que se da con el paso del tiempo, sin embargo, estos procesos se inician antes de los 30 años.

“Se dice que antes de los 30 años estamos todos propensos a sufrir en mayor o menor medida el inicio de dicho desgaste. En algunas personas el hecho de tener otros factores asociados, hace que este desgaste se presente prematuramente. La pérdida auditiva se va dando por el envejecimiento natural del organismo en los seres humanos, a ello se le denomina presbiacusia”, explicó el Dr. Carlos Pereira, Audiólogo de Clínicas de la Audición.

Algunos de los factores que inciden pueden ser genéticos, o incluso, externos al individuo,  como la exposición al ruido.

También el ingerir ciertos fármacos en altas dosis o en dosis prolongadas para el tratamiento de enfermedades como la diabetes y presión alta, pueden  favorecer el desgaste a nivel auditivo.

Muchas veces las personas no consideran estas situaciones o no identifican los síntomas, por lo que acuden tardíamente a un audiólogo, lo que complica más su proceso de rehabilitación, pues no sólo es el deterioro en la audición, sino en la capacidad del cerebro para procesar y entender lo que se oye, principalmente en la parte del lenguaje.

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Entre los síntomas que reflejan esa pérdida del oído, se encuentra la dificultad para oír, para entender y seguir conversaciones, para localizar fuentes de sonido, la necesidad de solicitar que se repita lo que se le dice a la persona, escuchar con mayor volumen en comparación con los demás,  los aparatos como la radio o la televisión.

También se registra una mayor dependencia de la lectura labial, la dificultad para escuchar lo que se le habla desde otras direcciones que no son de frente, el no tener control sobre el tono y volumen de la propia voz, ya que el paciente  tiende a hablar muy alto, debido a que no se oye bien a sí mismo.

Aparte de todos estos síntomas, el individuo  puede sentir que escucha ruidos en los oídos como chicharras, grillos, o pitos, así como sufrir frecuentemente de mareos e inestabilidad.

El factor hereditario juega en algunos casos, un papel a considerar, pues si se tiene antecedentes familiares de pérdida auditiva progresiva, hay una mayor inclinación a presentar problemas similares.

La sordera congénita es la que se da desde el nacimiento. En el país se presenta aproximadamente un caso de sordera importante por cada  400 niños nacidos.  La misma puede ser causada por aspectos hereditarios, genéticos o por agentes que dañen el oído durante la gestación.

Pereira señaló que la causa de la sordera en algunos casos no se puede determinar, pero lo más importante, es la atención del paciente y la rehabilitación auditiva a tiempo, las que generan una oportunidad de intervención, minimizando los efectos nocivos del trastorno auditivo.