Redacción- Josué Estrada disfrutó su adolescencia de una forma “no correcta, pero normal”. Lo que nunca imaginó fue que un retiro espiritual marcaría su camino hacia el sacerdocio, una elección que cada vez menos hombres eligen en Costa Rica.
“Empecé el proceso vocacional junto a más de 20 personas que nunca había visto en mi vida. Comencé a ir a las reuniones, pero yo no sabía, aun, en qué me estaba metiendo. Yo sentía el llamado”, indicó Estrada.
Durante el proceso de formación, el joven oriundo de San Sebastián vio como muchos compañeros salieron del seminario y la vida los llevó por otros caminos.
“En un sentido amplio, vocación tiene toda persona, tradicionalmente conservamos el término para vocación sacerdotal. A los jóvenes se les hacen pruebas psicológicas y hay un sacerdote que acompaña el proceso inicial que dura un año. Si después de ese proceso, tanto la Iglesia como el joven están de acuerdo, empieza la formación en el seminario”, explicó el presbítero Alexis Rodríguez, formador del Seminario Nacional Nuestra Señora de los Ángeles.
Diferentes razones pueden llevar a un seminarista a dejar el seminario, ya sea de forma propia o porque la Iglesia se lo pida. Los sacerdotes que acompañan el proceso analizan distintos factores de cada persona para determinar su continuidad.
“Hay salidas definitivas o bien temporales, en los que los muchachos deben trabajar aspectos de su vida personal y en ese tiempo algunos no vuelven. Nosotros tenemos que ver signos vocacionales en la persona, tratamos de ir conociendo lo suficiente al muchacho para que en un proceso paulatino y personalizado ir conociendo los signos que son diferentes en cada persona. Tiene que ser una persona libre, no puede estar obligado; debe tener espíritu de servicio y ver cómo son sus relaciones con los pares”, agregó Rodríguez.
Según datos del Seminario Nacional, durante el primer semestre del 2016, solo 28 hombres tomaron la decisión de entregar su vida a Dios, mientras que 12 ingresaron al último año de su formación. Esta cifra es alarmante, tomando en cuenta que en Costa Rica hay 1,515,280 hombres en edades entre los 18 y 65 años.
En su experiencia, el padre Alexis determinó que de cada tres jóvenes que iniciaron el camino hacia el sacerdocio solo una se ordena. Esta situación obligó al seminario a analizar el porqué los jóvenes renuncian al llamado de Dios.
“Nosotros somos conscientes de que la cantidad de personas que está entrando al seminario proporcionalmente, no es la misma al crecimiento de la población y esto se debe a muchas cosas. Antes, la religión católica era la única, las familias tenían más hijos, el mismo tema de la prensa, sos gay o abusador son cosas que les dicen a los muchachos. Para este año la arquidiócesis de San José solo tiene siete muchachos para dar inicio”, manifestó el cura.
Para Josué, la decisión de entrar al seminario fue difícil, pero el salir requiere de una mayor reflexión. “Hay momentos difíciles: uno de ellos es tomar la decisión para entrar porque la gente le dice muchas cosas, pero cuando uno ya está ahí es diferente. Cuando tomé la decisión (de abandonar el seminario) le pedí a Dios, es un etapa de mucho discernimiento”.
Hoy, Josué Estrada tiene 31 años, va a misa todos los domingos y… está felizmente casado! Vive su vocación para Dios al lado de su esposa y su familia, quienes lo apoyaron en la decisión de salir del seminario. “Cuando tome la decisión de salir, gracias a Dios tuve el apoyo de mi familia, lo más difícil fue la gente que uno conoció en el proceso, en las parroquias. Una señora me dijo que analizaba la posibilidad que yo oficiara su funeral y parejas su matrimonio”