Redacción – Para los expertos el rostro no termina en la mandíbula, puesto que la piel del cuello y la del escote es una de las más finas y delicadas del cuerpo.

Esta zona se caracteriza por ser muy frágil  porque carece de glándulas sebáceas, que son encargadas de generar la grasa necesaria para que la piel se mantenga suave y lisa.

Además, la pérdida de fibras de colágeno hace que pierda elasticidad y se deshidrate con mucha más facilidad.

Los problemas más frecuentes en estas áreas son: manchas, arrugas, sequedad, engrosamiento y flacidez. Desde luego, todo depende del tipo de piel, la edad y estilo de vida que lleves.

Muchas veces no tenemos la costumbre de extender los cuidados que tienen en la cara a estas zonas. Además, en el verano es importante protegerse del sol.

Por lo tanto, el cuello por su estructura anatómica es más flexible y tiene menor sostén que la piel facial. Justamente por esa razón la piel del cuello suele arrugarse como consecuencia de dormir acostado, aunque parezca difícil de creer.

Cuidados específicos

Limpieza, tonificación y nutrición.  La limpieza, la hidratación y la aplicación de productos anti-age hasta el escote inclusive. Sin embargo hay que tener en cuenta que la piel del cuello no siempre es igual a la del rostro. Por eso lo mejor es consultar con el especialista para que indique cuál es el mejor protocolo en cada caso.

Además, es importante desmaquillar y tonificar el cuello. Los residuos de maquillaje en esta zona tienen los mismos efectos negativos que en el rostro.

Protección solar. Indispensable en la rutina de cuidados. Al igual que el dorso de las manos, el cuello y el escote son una de las zonas más expuestas a las agresiones externas. A la hora de exponerse al sol, refuerce la protección, si es la misma que en el rostro, mucho mejor.

Exfoliación. El objetivo es oxigenar la piel. Al igual que la piel del rostro, esta zona también necesita exfoliaciones para deshacerse de las células muertas y permitir que la capa más externa de la piel se renueve.

Lo indicado es optar por exfoliantes con partículas pequeñas y delicadas que no da?en este tejido tan frágil y repetir el ritual una o dos veces por semana. Eso sí. Siempre finaliza con la aplicación de una buena máscara nutritiva que ayude a reponer la hidratación perdida.