Redacción – El sauna tiene efectos beneficiosos sobre el organismo al liberar, mediante sudorización abundante y rápida, toxinas y activar la circulación sanguínea, a través de diferentes contrastes de temperatura.

Se denomina sauna a un baño de vapor o sudoración que se realiza en un recinto a muy alta temperatura, dependiendo de la humedad relativa dentro del recinto, el sauna puede ser húmedo o seco.

El sauna húmedo o también conocido como baño turco es un baño de vapor caliente que oscila sobre los 55 °C con una humedad relativa que ronda el 100%.

Originalmente es un sistema de salas de calor a diferentes temperaturas. Son tres salas que se escalonan en su temperatura, la primera está a 25 °C, la segunda a 40 °C y la tercera a casi 60 °C. Se combinan calor seco y calor húmedo con frío y masajes proporcionando unos beneficios muy parecidos a los del sauna finlandés, aunque con menos exigencias e impacto.

Las exigencias físicas son importantes, puesto que  a las personas hipertensas o con trastornos circulatorios o cardiacos tienen que consultar con su médico antes de comenzar a utilizarlos.

El sauna seco es de origen finlandés. Es una práctica muy habitual en Escandinavia, donde la temperatura interior llega a 70-100 °C y la desnudez es natural y casi obligatoria. Interiormente, los saunas secos están revestido en madera y las cabinas se calientan por leña o energía eléctrica.

Además, el concepto de higiene del sauna hace referencia a su eficacia en conseguir higienizar perfectamente la piel prácticamente sin utilizar jabón.

La transpiración que se produce, muy profunda, hace que se abran todos los poros y que se elimine el sebo, las toxinas y las bacterias.