Olman Bonilla



Está muy claro que todo lo relacionado con los combustibles fósiles contamina; a esto no se escapan los números y procedimientos relacionados con los precios finales.

La distorsión en los precios finales viene de diversas fuentes. Aquí todo suma, por pequeños que se vean las cifras relativas; alrededor de 1,5% para convenciones, del 8% para el margen de operación de Recope, 2% para subsidios del asfalto, búnker y gas, impuesto de renta de Recope y los grandes impuestos de alrededor del 40% en gasolina y del 30% en diésel, que van para Conavi (29%) y el resto para la caja única.

Algunas cifras se ven pequeñas, pero cuando se relacionan con los volúmenes de ventas, saltan a la vista los millonarios gastos pagados por los consumidores derivados no del precio del producto, sino de imposiciones sobre los mismos.

Alrededor del cálculo de los precios, se producen grandes distorsiones todos los meses:

(1) Convirtieron la vía extraordinaria en la regla de cálculo, cuando el legislador la incluyó para casos de excepción; todos los meses disfrazan los expeditos resultados de las fórmulas automáticas por resultados extraordinarios sin que existan las circunstancias descritas en la ley.

(2) Es tan grande el absurdo que en la Aresep tramitan al mismo tiempo, en muchas ocasiones peticiones de cambio de precios de Recope por la vía ORDINARIA y peticiones de cambio de precios por la vía EXTRAORDINARIA. (Expediente Aresep ET-080-2016, estudio extraordinario del 9 de diciembre 2016 y expediente ET-081-2016 del 12 de diciembre del 2016).

(3) De forma unilateral el ex regulador Herrero aprobó en el año 2008 un subsidio que beneficia a los grandes consumidores de asfalto, búnker y gas LPG. Solo entre los años 2009 al 2014 los consumidores de gasolina y diésel pagaron más de 100 mil millones de sobreprecio.

De forma irresponsable el gobierno actual, en el año 2016, sin contar con estudios de respaldo emitió el Decreto 39437-Minae, que en lo sustantivo dice que se continúe con el subsidio. En el mes de diciembre 2016 significó un monto mensual por subsidios de 2.600 millones de colones, que pagan los consumidores de gasolina y diésel.

En este caso, se tiene que investigar con precisión, quiénes son los beneficiarios finales consumidores de asfalto, búnker y gas, y dado que, muchas empresas tienen su estructura de costos basados en los precios subsidiados, analizar la forma escalonada para ir ajustando los precios a los resultados reales de los productos.

(4) También los consumidores de gasolina y diésel subsidian a la flota pesquera nacional. El monto asignado del último estudio de Recope corresponde a un monto mensual cercano a los 85 millones. En estos subsidios, tampoco existen estudios sobre los beneficiarios finales.

(5) En Recope han acumulado millonarios superávits, que no son más que excedentes tarifarios. La Junta de Accionistas de Recope actual, que es el Consejo de Gobierno, en diciembre del 2014 convirtieron cerca de 200 mil millones de colones en acciones de capital. Esto lo denunció don Leonel Fonseca, ex Regulador General, sin que las instancias pertinentes profundizaran sobre lo sucedido.

(6) En Aresep utilizan todos los meses para los cálculos internos los precios internacionales de referencia y no los precios reales a los que compra Recope en el mercado abierto.

(7) En las fórmulas automáticas que utilizan para reemplazar los ajustes extraordinarios de ley, utilizan el “factor K” todos los meses, que sirve para mantener constantes los ingresos. Ni más ni menos que para mantener los gastos mensuales de la Institución.

(8) El monto total por impuestos a los combustibles ronda los 44 mil millones de colones mensuales, de los cuales un poco más de 12 mil millones son para Conavi. El ciudadano realmente no ve una devolución significativa en obras, con esas millonarias cifras que se acumulan todos los días por los precios pagados en cada litro de combustible.

¡No hay duda! La gasolina lo contamina todo.