Para muchas personas que toman anticoagulantes es considerable como una limitante alimentarse saludablemente o consumir vegetales, sin embargo, hay muchas opciones para  tener una dieta balanceada y rica en nutrientes aún con las restricciones del tratamiento. Es importante resaltar que se debe consumir ensaladas con bajo contenido de vitamina K y evitar las bebidas alcohólicas.

Los anticoagulantes impiden la formación o el crecimiento de coágulos sanguíneos.

A continuación la nutricionista Mariela Parajeles señala tres recomendaciones que le ayudarán a mantener una buena alimentación sin afectar la eficacia de su proceso farmacológico.

1) Consuma vitamina K con moderación

La vitamina K juega un papel vital en la coagulación sanguínea, sin ella la sangre no coagularía. Por ello a las personas en tratamiento con anticoagulantes deben consumirla de forma moderada y evitando los excesos.

La vitamina K se encuentra en frutas y vegetales verdes como la espinaca, pero también en algunos multivitamínicos, suplementos de calcio y productos herbales por lo que se debe cuidar su ingesta. No debe dejar de consumir ensaladas, ya que existen opciones bajas en esta sustancia como la ensalada griega con tomate, pepino, cebolla morada, aceitunas negras y queso feta; la ensalada de tomate, aguacate, maíz a la parrilla y vinagre balsámico o  bien los vegetales asados como tomate, berenjena o chile.

2) Limite el consumo de alcohol

 Si consume alcohol limítese a una o dos copas por día. Una copa es igual a una cerveza (1 lata de 350 mL), una copa de vino (120 mL) o un vasito tequilero de otro tipo de bebida alcohólica (44 mL). Beber mucho alcohol de repente o beber con frecuencia mientras toma anticoagulantes aumenta el riesgo de sangrado.

3) Sí va a realizar cambios importantes en su alimentación o a iniciar un plan de reducción de peso hágalo de la mano de un nutricionista

Además de contar con el apoyo de un profesional en el área que lo asesore de la mejor manera, es importante que mantenga una buena comunicación con su médico, ya que un cambio importante en su consumo de alimentos puede modificar la manera en que funciona el anticoagulante y es posible que necesite una prueba de sangre y un cambio de  dosis.

Recuerde que una dieta saludable no implica dejar de comer todo tipo de productos, sino aprender a consumirlos de forma adecuada y en porciones moderadas.