Por Gustavo Araya

Experto en Turismo


En el Sector Turístico, en su gran mayoría, hemos coincidido en no convertir alguna de las zonas turísticas de Costa Rica en un Cancún o un Punta Cana. Para quienes no conocen estos destinos caribeños, pero sobre todo para que no haya malos entendidos, explico a qué me refiero con esa comparación.

Por supuesto, que es un producto válido, no lo desmerito, le ha dado muchos réditos económicos a México y República Dominicana, respectivamente. Este Turismo Masivo no tiene restricción alguna. Su única limitación es la cantidad posible de vuelos que puedan aterrizar en un solo día.

Por lo general, son hoteles de más de 1500 habitaciones, con campos de golf, centros de convenciones, donde la cantidad sobrepasa la calidad (con algunas excepciones). No es lo que el sector ha preferido para nuestro territorio.  Un turismo, donde el desarrollo eclipsa la naturaleza y no viceversa.

Claro está, desde el punto de vista económico como inversión extranjera directa son un imán importante, y durante la construcción, mueven la economía de una zona, así como la generación de empleo, primordialmente en el sector construcción y por ende, posteriormente en turismo.

Sin embargo, el sector turístico ha sabido mantener su esencia en Costa Rica y hemos decidido un entorno más sostenible, de hoteles pequeños y un servicio más especializado.

Esto ha obedecido, de nuevo, no solo al interés del sector, sino a las circunstancias reales del país y se ha mantenido así intacto, sin importar las administraciones que ha habido en más de 40 años de historia del sector impulsador de la economía.

Pero, volvamos a la pregunta inicial. ¿Está Costa Rica preparada para un Turismo Masivo? Imaginemos que el sector hace un viraje y que los inversionistas extranjeros ponen no solo sus ojos, sino sus dólares en nuestro terruño.

¿Pero que sería primero? (como la pregunta del huevo y la gallina). ¿Los Turistas o los desarrollos? Hagamos comparaciones que puedan ayudarnos a dilucidar esta hipótesis.

Seaworld es un parque temático que se ubica en Orlando Florida. Tuvo un costo aproximado durante construcción de US$1.500 millones de dólares y una visitación diaria actual de 15.000 personas, esto a pesar de estar en decadencia, (en sus mejores épocas llegaban cerca de 30.000 personas por día).

Para sostener una inversión de este calibre, se requiere ese número de turistas ingresando a un solo parque, y aun así, está dando sus últimos pasos. Por su parte, las 12.000 hectáreas que significan Disney World en Orlando recibe más de 50.000 turistas por día, (este tan solo uno de sus cinco parques).

Algo más modesto ocurre en el parque Xcaret en México que recibió poco más de 10.000 personas diarias. Por su parte Punta Cana (no confundir con todo República Dominicana) recibió en el año 2016 3.432.178 turistas.

Para no quedarnos solo con ejemplos Americanos, veamos el caso de Euro Disney en Francia que recibo poco más de 35.000 turistas diarios y es el quinto complejo hotelero más importante de Francia detrás de Paris, Lyon, Lourdes y Niza. Este último cuenta con 8.500 habitaciones y da trabajo a 15.000 personas . Todos relacionados con turismo Masivo.

Ahora estudiemos los números de Costa Rica. En todo el país recibimos diariamente poco más de 8.000 personas por día. Muy lejos de la masa crítica que se requiere para sostener una inversión de más de US$1000 millones de dólares. Este es el número de Turistas que nos debemos repartir los más de 50.0000 habitaciones con las que cuenta el territorio nacional.

La zona del Valle Central Cuenta con cerca del 10% de ellas y en la zona de Pacifico Norte, que es muy amplia, la de mayor concentración cuenta con cerca de 2000 habitaciones. Por su parte, el Aeropuerto Daniel Oduber recibe diariamente poco más de 3200 personas, muy lejos de la masa crítica requerida en cualquier proyecto de turismo masivo. Así las cosas, pareciera casi impensable que Costa Rica tenga las condiciones adecuadas en este momento para soportar una inversión de este calibre tan solo analizar la oferta.

Pero siempre habrá optimistas (o soñadores que al igual que la película de “Campo de los Deseos” de Kevin Costner) que consideran que lo primero es construirlo y los turistas llegaran, es decir, que las condiciones las pone la oferta y no la demanda. Así las cosas, lo que debemos analizar es si contamos con esas otras condiciones.

Claro está que dependería mucho de donde se construya ese imán de atracción de turismo masivo, pero lo primero que debería de tomarse en cuenta es la cercanía a un aeropuerto internacional. En este caso solo tenemos operativos dos aeropuertos. Así que cualquier “proyecto” que no se ubique dentro de 30 minutos de esta infraestructura, pareciera que sea realiza sin ningún criterio económico y por el contrario haría levantar otro tipo de sospechas.

Como segundo elemento pre existente deben estar las calles públicas de acceso, cableado público y por obvias razones acometidas eléctricas y de internet tan necesarias para todos los sistemas operativos actuales.

En la situación actual que nos encontramos salvo en el Meseta Central, la situación de las carreteras inter urbanas y que conectan los principales anillos turísticos no pareciera posible encontrarnos esto.

Aunque Guanacaste ha mejorado mucho, aún se hace imposible en invierno la conexión entre muchas de las playas importantes de este litoral, lo que hace muy difícil ampliar la oferta.

Los últimos dos elementos son la capacidad instalada para pernoctar (número de hoteles) y la capacidad instalada para la educación de la gran cantidad de trabajadores que requiere una obra de esta dimensión.

En el primero caso, tenemos claro que cualquier proyecto, incluido en el Valle Central requiere la construcción de muchas más habitaciones que las actuales, y en cualquier otro lugar fuera de la meseta, el número será aún mayor. En este caso volveremos al punto inicial: “¿qué es primero, la oferta o la demanda? ¿Cuál será el inversionista que realice una transacción con semejante riesgo?

En el segundo caso, los estudios, pareciera que el riesgo es “menor”, pues difícilmente se podría considerar que estudiar o superarse académicamente sea un peligro, sin embargo, también se podría inducir a error a una gran cantidad de población que se interesa en un nicho, llevado primordialmente por la necesidad de trabajo, la cual nunca llegaría.

Al hacer el análisis hipotético pareciera casi imposible pensar en un proyecto de Turismo Masivo con las condiciones actuales. Esto no significa que Costa Rica no debe pensar en grande, por el contrario, debemos potenciar nuestras fortalezas, mejorar nuestras debilidades, enrumbar las amenazas y mantener la esencia que somos.

Aceptemos, en Turismo somos felices con el producto, no con la oferta y mucho menos con la demanda. Queremos más, pero eso sí siempre sin desnaturalizar nuestra esencia y más aún nuestro país. Lo que esperamos es que quienes dirijan las riendas del país, aunque no conozcan mucho de Turismo, así lo respeten siempre.