Redacción – Minutos después de las 11 de la noche, las luces del Barrio La California, en San José, empezaron a iluminar los chalecos de los efectivos de Fuerza Pública. Su misión, recuperar un barrio perdido por el consumo de drogas, el alcohol y delitos en contra de la integridad física de las personas.

Los primeros metros de recorrido, hasta la zona de mayor afluencia de personas, marcan el inicio de una larga noche para los oficiales de las delegaciones Catedral y Carmen.

Un equipo de AMPrensa.com fue testigo de lo que deben enfrentar en cada operativo, donde en una noche pueden llegar a estar hasta 3000 personas en un radio de 200 metros.

Antes de partir de la delegación, los tenientes Allan Herrera y Randall Umaña dan las últimas instrucciones a los oficiales que posiblemente sean víctimas de insultos y hasta escupitajos.

Una vez en ruta hacia la estación del tren hacia el Atlántico, los policías ponen manos a la obra con los primeros decomisos de bebidas alcohólicas en plena vía pública.

Este trabajo es llevado a cabo por elementos de la Fuerza Pública como de la Policía Municipal, que recorren los alrededores de “La Cali” haciendo decomisos de licor, drogas y armas, con el fin de evitar el consumo de sustancias ilegales en vía pública, los asaltos y las riñas.

En el cruce que va hacia la Asamblea Legislativa, el primer vehículo detenido por las autoridades. Mientras sus ocupantes son interrogados, otros oficiales limpian la calle de conductores que obstruyen el paso.

Aquellas personas que dejaron sus automotores al cuidado de los cuidacarros, no corren con la suerte de solo recibir una advertencia y le son removidas las placas.

Debido al incremento de estos delitos, que se dan incluso dentro de los establecimientos comerciales, la Asociación de bares de la Cali ha decidido tomar cartas en el asunto para recuperar los espacios perdidos, mediante este trabajo con las autoridades nacionales.

Conforme la noche avanza, los vehículos sin placas son cada vez más, el consumo de alcohol y otras sustancias en la vía pública es menor, y la incidencia de asaltos y robos se ve mermada por el rápido accionar de los oficiales.