Redacción- Grace Smith, que ya había tenido problemas con el Departamento de Niñez y Familia de Pensacola, Florida, no sabía cómo lidiar con su hija Dericka Lindsay, de nueve años. Cansada de sus berrinches, llamó a su sobrina —que es más grande que ella— para pedirle ayuda.

Veronica Posey, de 64 años, llegó a la casa de su tía el sábado al mediodía. Luego de que sus gritos resultaran infructuosos para calmar a la traviesa Dericka, decidió aplicarle un castigo brutal: con sus 155 kilos, se sentó sobre la niña, que apenas pesaba 34.

Unos diez minutos pasaron hasta que Dericka, que no paraba de llorar, clamó que no podía respirar, que se estaba quedando sin aire. Poco le importó a Posey, que siguió aplastándola. Cuando se levantó ya era tarde: la niña estaba inconsciente y sin reacción.

Tras aplicarle sin éxito técnicas de reanimación, llamó a la Policía. La menor fue trasladada a un hospital y murió una hora después de ingresar.

La prima Posey fue arrestada por homicidio agravado en segundo grado. Los padres, que fueron testigos de la aterradora escena sin hacer nada, fueron acusados de maltrato infantil.