Antonio Álvarez

Antonio Álvarez Desanti

Candidato a la Presidencia de la República


El 2018 es año de grandes decisiones. Tal vez la mas importante sea la que tomaremos apenas empezando el año, el 4 de febrero. Estas elecciones no son iguales a otras en el pasado, porque llegamos a ellas en una situación crítica, sin parangón en la historia nacional, con un déficit fiscal que comienza a impactar nuestra economía, con una criminalidad creciente, que ha resultado en la tasa de homicidios mas alta de la historia; sin perspectivas para el desarrollo de nueva infraestructura y con un malestar ciudadano creciente ante la corrupción del cementazo, que nos desanima e indigna a todos.

Ante este panorama, la valoración de las propuestas que presentan ante el electorado los diferentes partidos políticos es fundamental. Porque para salir de la situación en la que nos deja cuatro años de parálisis y falta de rumbo moral, se requieren ideas concretas. El enojo y la indignación deben llevarnos no a dar un salto en el vacío, sino a escoger sobre la base de la seriedad de los argumentos, sopesando rigurosamente las propuestas. El país no puede dejarse embaucar por planteamientos vacíos que solo se destacan por su estridencia, o por las ofertas indeterminadas pensadas desde la inexperiencia.

El Partido Liberación Nacional acude a esta elección con la firme convicción de que el nuestro es un país con un potencial enorme, que requiere de un cambio urgente que lo devuelva al camino del progreso. Pero no puede ser un cambio vacío, que se quede solo en la retórica, como pasó con el cambio prometido en el 2014. Se requiere de un cambio que solo es posible concretar desde la experiencia, con un profundo conocimiento del Estado. El momento que vive el país requiere de seriedad, no de proclamas altisonantes, tan vacías como peligrosas, o de promesas irrealizables, que no hacen mas que agudizar el escepticismo de la ciudadanía.

Hemos venido presentando propuestas que nos permitan tener el país de oportunidades que todos merecemos. Uno en donde haya empleo de calidad, en el que podamos caminar seguros por nuestras calles y en el que desarrollemos la infraestructura que nos permita una mejor calidad de vida. Un país en el que los jóvenes y la clase media tengan acceso a la vivienda, en el que no tengan que esperar años para recibir atención médica. Un país construido a partir de nuestra  firme convicción de que Costa Rica merece vivir mejor.