Rodolfo Piza

Candidato presidencial del PUSC


Muchos son los retos que enfrentamos como país, pero en particular no podemos permitir que nuestras familias pierdan la esperanza y dejen de soñar. Necesitamos volver a creer, volvérnosla a creer.

Los costarricenses fuimos capaces, con apenas unos pocos letrados en todo el país, de iniciar nuestra vida independiente y de redactar y aprobar nuestra primera Constitución en pocos días hace casi 200 años (en 1821). Fuimos capaces de ganarle la guerra a los filibusteros y de ratificar nuestra independencia con un puñado de hombres dignos y valientes bajo el liderazgo de don Juanito Mora (1856). Fuimos capaces de declarar la educación pública, gratuita y obligatoria antes que la mayoría de los países de Europa en la segunda mitad del siglo XIX.

Abolimos la pena de muerte antes que los demás países en 1881. Fuimos capaces de construir un ferrocarril de Ciruelas en Alajuela a Limón y otro más de Plaza Víquez a Puntarenas hace más de 100 años (y de electrificar este último hace más 80 años). Fuimos capaces de alumbrar con electricidad y de construir un Teatro Nacional cuando San José apenas tenía 25.000 habitantes y de inaugurarlo antes de que empezara el siglo pasado (1897). Fuimos capaces de crear la Seguridad Social en medio de la Segunda Guerra Mundial y la consecuente crisis económica (1941). Fuimos capaces de abolir el ejército cuando despuntaba la guerra fría (1949), de proteger la biodiversidad y los parques nacionales y de recuperar cobertura boscosa (más del 50% de nuestro territorio) cuando los demás países seguían la senda de la deforestación y la contaminación ambiental.

Fuimos capaces de hacerlo porque nos la creíamos. Porque fuimos capaces de mirar por encima de las limitaciones y del horizonte y de gritar con optimismo que sí se puede.

Hoy, los profetas del pesimismo dicen que no se puede. Que no podemos equilibrar las finanzas públicas, que no podemos bajar el desempleo, que no podemos revertir la tendencia creciente de criminalidad, que no podemos bajar las listas de espera en la CCSS, que no podemos crear “médicos de barrio” como complemento de los EBAIS, que no podemos mejorar la educación sin aumentar los gastos desproporcionadamente, que no podemos construir un Metro, que no podemos atender 25 cuellos de botella por año, que no podemos construir 7 de las 20 carreteras principales pendientes. ¿Quién dice que no se puede? Los que dicen que no se puede, lo dicen porque son ellos los que no pueden.

Para recuperar la esperanza, debemos reencontrar el equilibrio, un balance que permita generar estabilidad, confianza, seguridad y oportunidades para cada una de las familias costarricenses.

Votar por algo, es votar por mejorar la infraestructura del país, construyendo la primera línea de Metro que irá de Desamparados a San José y a Guadalupe, que será de 10 kilómetros y movilizará a miles de personas, para bajar las presas y que las familias tengan una mejor calidad de vida.

También eliminaremos 100 cuellos de botella, 25 por año, y construiremos o terminaremos al menos 7 de las 20 grandes carreteras nacionales sobre las que existe consenso técnico sobre su necesidad.

Votar por algo, es votar por tener un país más seguro, en el que podamos vivir más tranquilos en nuestros barrios y caminar seguros, para lo cual ocupamos aplicar mano firme para sancionar a los criminales violentos y a los reincidentes, tener y capacitar más policías, utilizar los avances tecnológicos que tenemos hoy a nuestro alcance para atacar la criminalidad, acabar con el hacinamiento carcelario cómo se hizo en los dos últimos gobiernos socialcristianos y tener una mano solidaria para la prevención y una auténtica rehabilitación.

Votar por algo, es generar más empleo y oportunidades para todos, que nos permita disminuir la pobreza que viven hoy la madre sola, los adultos mayores, los indígenas o las personas con discapacidad.

Debemos eliminar tanta traba para los emprendedores, debemos recuperar los hogares comunitarios, reforzar las redes de cuido para los niños y personas mayores, debemos capacitar en y para el trabajo a toda la población, para que puedan aprovechar las oportunidades laborales que el mercado ofrece.

Realizaremos una campaña de enseñanza masiva del inglés, para que en 4 años tengamos 300.000 personas (75 mil por año) hablando un segundo idioma que les permita acceder a puestos de trabajo más competitivos.

Votar por algo, es votar por una educación sexual basada en el amor. No estamos de acuerdo con la aplicación del 100% de las guías sexuales actuales, a tan corta edad. Porque algunas de sus partes pretenden imponerse sin respetar la libertad de los padres de decidir sobre la educación religiosa o moral de sus hijos, de acuerdo con sus propias convicciones. Convicciones que, por supuesto, deben respetar los derechos de los niños y niñas a aprender y a que se respeten su dignidad y sus derechos como tales (ver Convención sobre los Derechos del Niño).

Debemos avanzar y priorizar una educación de valores donde se enseñe a respetar la condición de los menores, y se promueva la tolerancia y la no discriminación por razones de sexo, de raza, de religión, de origen social, cultural, étnico o nacional, o por sus limitaciones y capacidades, o por sus tendencias y preferencias sexuales.

Tenemos muchas tareas pendientes que esperamos poder cumplir en mi gobierno. No prometo que todo se vaya a solucionar en 4 años, pero sí prometo que trabajando unidos, podemos superar algunos retos y estar cada año un poco mejor.

Por eso los invito a aprovechar la oportunidad y el privilegio de elegir en democracia. Votar por algo es votar por lo que amamos, es votar por nuestra familia, por cada uno de nosotros, es votar por Costa Rica.