Redacción. Cada Semana Santa, en Cartago, admiramos la tropa romana que conforman más de 300 hombres vestidos con llamativas armaduras, capas, túnicas y otros accesorios con los que marchan al redoble de los tambores. Sin embargo, poco conocemos sobre esas piezas que soldados y sayones portan cada Jueves y Viernes Santo.

La indumentaria romana es parte de la historia. Ha sido estudiada a lo largo de los siglos y se mantienen piezas que datan de la época antes de Cristo.

Los romanos nunca estandarizaron sus armaduras, razón por la cual era posible encontrar diferentes estilos en una misma legión. Otro detalle importante es que muchas veces eran heredadas de generación en generación.

En cuanto a la ropa de aquella época, los soldados romanos vestían con una túnica normalmente de lana, de color rojo o en un blanco crudo. Los centuriones, por su parte, llevaban crestas transversales en sus cascos y adornos en el pecho (lo que hoy sería las medallas) y una larga lanza.

Las capas blancas y las plumas solo las portaban los oficiales superiores.

Estas tropas romanas generalmente, eran acompañadas por bandas de cornetas y tambores.

La indumentaria se componía de varias partes:

EL CALZADO

En cuanto al calzado, se trataba de una sandalia fabricada en una sola pieza. Todos los componentes del ejército usaban éste tipo de sandalia sin importar su rango. Para su elaboración se usaba una gruesa piel de bovino bien engrasada para aumentar su flexibilidad. En la suela, se colocaban gran cantidad de clavos, los cuales provocaban un sonido terrorífico al marchar por las calles.

ROPA INTERIOR

Los romanos usaban un taparrabos denominado subligaculum, usado tanto a nivel civil como militar. Era un calzón ajustado que llegaba por debajo de las rodillas y se fabricaba con piel o lana gruesa.

LA TÚNICA

La túnica militar del ejército era una prenda básica muy amplia y holgada, fabricada generalmente de lana. El color de la misma no se sabe con certeza, y sobre eso llevan muchos años debatiendo los historiadores interesados en estos temas ya que no hay fuentes históricas que den luz sobre esto.

Era una prenda amplia que, en función de la corpulencia del soldado, podía medir entre 90 y 120 cm. de largo por unos 75 a 120 cm. de ancho, quedando las mangas caídas sobre los hombros cubriendo casi hasta el codo.

Por norma, la túnica siempre era de manga corta salvo en climas muy fríos ya que entre los romanos se consideraba signo de afeminamiento usar mangas largas, estando solo permitido a los hombres de avanzada edad.

La túnica se ceñía con el balteus, un cinturón de cuero del que pendían unas tiras del mismo material recubiertas con apliques metálicos. Este cinturón tenía como principal cometido proteger la zona púbica del combatiente.

Sobre la túnica se vestía el subarmalis, una prenda acolchada destinada a proteger el cuerpo de los roces del resto de la armadura.

EL ABRIGO

Aunque estamos acostumbrados a ver capas rojas en la espalda de los soldados, el ejército romano no las portaba. Salvo el legado, que sí usaba un manto de éste color como símbolo de su rango, el resto del personal se protegían de las inclemencias del tiempo con especie de abrigo llamado sagum.

El sagum era un capote de lana basta de un color marrón oscuro que podía ir provisto de capucha. Se sujetaba con una fíbula. Se trataba una simple pieza rectangular de tejido, la cual era impermeabilizada

Los soldados también portaban una especie de poncho provisto de capucha fabricado de forma similar al sagum. Se le llamaba paenula y cubría todo el cuerpo. Nunca se usaban en combate, solo en marchas, campamentos y guardias.