Redacción- El Hospital Víctor Manuel Sanabria Martínez, de Puntarenas, ha atendido 52 niños con algún tipo de quemadura.

A estos casos se les da un seguimiento con visita domiciliar, así como enlace con el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) cuando ocurren casos de negligencia comprobada.

La cifra de tratamientos oportunos representa un salto importante en la modalidad de atención de este tipo de emergencias en el hospital, con resultados altamente exitosos en curación, que comienza con el manejo del dolor directamente en emergencias con anestésicos fuertes.

La «unidad de niños con quemaduras» comenzó en octubre de 2016 gracias a un acuerdo de colaboración y capacitación con el Hospital Nacional de Niños, lo que permitió la atención de casos severos por primera vez en la región, lo cual demuestra la voluntad y excelencia técnica de los equipos de salud.

En Puntarenas la intervención de niños con quemaduras sigue los mismos protocolos de atención multidisciplinario usados en el Hospital de Niños.

Con base en ese abordaje integral pueden incorporarse al tratamiento equipos de emergencias, enfermeras, psicoterapitas, cirujanos pediatras, trabajadores sociales, anestesiólogos, fisiatras, nutricionistas y psicólogos.

Además se da seguimiento de los pacientes tras su egreso, con visitas al hogar y citas en consulta externa.

Otro de los beneficios asociados es evitar el traslado de pacientes y familiares a San José, pues la familia sufre menos porque la movilización primero permanente y luego frecuente a San José implicaba un descontrol en la dinámica familiar.

Las curaciones espaciadas son en sala de operaciones con anestesistas para controlar el posible dolor asociado y evitar el sufrimiento de los niños.

Las principales causas de quemaduras en la zona son las siguientes: agua caliente, aceite hirviendo, fuego directo por fogatas, explosión de pólvora por experimentos escolares o recreativos de los niños o quemaduras eléctricas.

El médico recordó algunas medidas de interés: para bañar a los niños se parte de agua fría sumándole la caliente hasta alcanzar el grado tibio ideal para el aseo del niño y evadir hacerlo al revés, porque al tener grandes cantidades de agua caliente pueden darse accidentes o quemaduras, dado que la piel del bebé es muy sensible.

El médico recordó a los padres y encargados que la fogata se mantiene bajo control y se ejerce vigilancia permanente sobre los niños para evitar sucesos. Además enfatizó en la responsabilidad de apagar el fuego cuando ya no se necesita.

Las recomendaciones de los campistas suelen ser las siguientes:

⚫Nunca deje una fogata desatendida; un adulto debe supervisar la fogata en todo momento.

⚫Tenga una cubeta de agua y una pala cerca para controlar el fuego si fuera necesario.

⚫Nunca coloque otra cosa que no sea madera en la fogata.

⚫No quite palos encendidos de la fogata.

⚫No se siente en el espacio de precaución ni en las piedras alrededor de la fogata.

⚫Tenga en cuenta que las piedras de la fogata se calentarán rápidamente y se estarán calientes durante mucho tiempo.

⚫Cuando sea el momento de apagar la fogata, vierta mucha agua sobre el fuego, revuelva con una pala, y luego vierta más agua sobre el espacio. Asegúrese de que esté FRÍO antes de dejar el campamento.