Agencias – El fundador, dueño, presidente, y consejero delegado de Facebook, la mayor red social del mundo Mark Zuckerberg, se encontró este martes ante 44 de los 100 miembros del Senado de EEUU en una sesión excepcional por muchos motivos.

Uno, por el número de legisladores. Dos, por el hecho de que él era la única persona que testificaba, ya que normalmente, el Senado no llama a empresas individuales, y ni siquiera lo hizo en los escándalos de las ‘hipotecas basura’ o del derrame de petróleo de la plataforma de BP ‘Deepwater Horizon’ en 2010. Tres, porque Zuckerberg estaba en la nada envidiable posición de representar, por un lado, a una empresa -de la que él es dueño- acosada por una cascada de escándalos relativos a la privacidad de 2.000 millones de personas y, por otro, de simbolizar todos los males de Internet: violación de los derechos de los usuarios, acuerdos con terceras partes que se mantienen al margen del conocimiento de las personas afectadas, y uso y abuso de los vacíos legales y regulatorios de un sector de actividad que todavía va muy por delante de la capacidad de las Administraciones Públicas para regularlo. No solo era un ‘juicio’ a Facebook.

«Fue mi error. Y lo siento», declaró Zuckerberg ante los senadores. «Mi mayor prioridad ha sido siempre conectar a la gente, nuestra misión social, conectar a la gente, crear comunidad y unir al mundo. Anunciantes y desarrolladores nunca serán una prioridad por encima de eso mientras yo dirija Facebook», añadió asumiendo que no calibró de manera «suficientemente amplia» su «responsabilidad», lo que reiteró acabó siendo «un gran error».

Era un juicio a Internet. Y Mark Zuckerberg logró salir indemne. El líder de Facebook insistió en pedir perdón, reafirmó la voluntad de la empresa de impedir nuevos casos como el de Cambridge Anlytica, la consultora Cambridge Analytica, que trabajó en la campaña de Donald Trump y en favor del Brexit y que recolectó los datos de 87 millones de usuarios de la red social sin el consentimiento de éstos. No hubo anuncios de cambio de política.

Los senadores de la oposición demócrata fueron más duros con Facebook, una empresa que, hasta las elecciones de 2016, era muy próxima a ese partido. E hicieron preguntas más directas. Unas preguntas a las que Zuckerberg respondió impecablemente, jurando su ignorancia y su inocencia. El líder de Facebook admitió que había sido un error no informar a esos 87 millones de usuarios que sus datos habían sido sustraídos. Y también reconoció la responsabilidad de la empresa a la hora de permitir a las aplicaciones que se instalan en su red acceder de forma masiva a los datos de los usuarios.