- Vacío en la ley crea situación de desigualdad, afirman expertos
Redacción – Un día, y sin saber por qué, a Jorge Pinta le notificaron que su esposa lo había denunciado por violencia doméstica. A partir de ese momento la vida de él se convirtió en una lucha incesante para demostrar su inocencia.
Después de que el sistema judicial le prohibiera volver a su casa y acercarse a su hija, además de imponerle pensión por ¢4 millones, su esposa lo volvió a denunciar, esta vez acusándolo de haber intentado secuestrar a su hija.
Todos los días el servicio de emergencias 9-1-1 recibe en promedio 23 llamadas de auxilio por parte de hombres que sufren violencia intrafamiliar.
De acuerdo con el 9-1-1, los casos denunciados son por agresiones físicas, psicológicas, sexuales o patrimoniales. El número de reportes va en aumento en comparación con el año pasado.
“Mi vida fue arruinada, 40 años de trabajo se perdieron”, afirma Jorge, quien cuenta que un juez le embargó sus dos carros, su casa y sus cuentas bancarias, bienes con los cuales se quedó su esposa.
La historia de Jorge refleja la realidad que viven muchos hombres en el país, quienes sufren desde denuncias falsas por violencia doméstica, hasta maltrato físico por parte de su mujer.
Datos del servicio de emergencias muestran que en el 2017 se registraron 7.999 denuncias de hombres agredidos, lo que equivale a 22 denuncias diarias. La mayoría de estas denuncias respondían a violencia psicológica (5.506), física (1.447) y patrimonial (650).
Para el 8 de mayo del presente año, 2.937 denuncias de agresiones domésticas contra hombres fueron registradas por el 911. De igual manera, en la mayoría de casos estuvo presente la violencia psicológica, la cual representa un 69% de las denuncias.
No obstante, y como afirma el Director Administrativo de la Fundación Instituto de Apoyo al Hombre (Fundiapho), Miguel Herrera, es posible que muchas de las agresiones domésticas que sufren los hombres no sean denunciadas.
“Hay una gran cantidad de hombres que realmente prefieren ocultar y callar que están siendo objeto de violencia doméstica”, afirmó Herrera, quien además indicó que en los últimos años muchos hombres se están dando cuenta de la importancia de evidenciar que ellos también pueden ser objeto de agresiones por parte de su pareja.
La violencia física es cualquier acción intencional que busque lastimar a otra persona. Por ejemplo, los golpes, puñetazos, aruños, uso de armas, lanzarle un objeto, etc.
Las acciones que buscan controlar a otra persona por medio de amenazas, manipulación, chantajes, insultos, humillación, entre otros, se les denomina como violencia psicológica.
“La (violencia) psicológica va a venir a ser toda esa violencia que se genera como “si me dejas me mato”, “ya no me querés”, “sos un inútil”, “sos un mantenido”, poniendo el caso del hombre”, afirma la criminóloga Andrea Castellón.
La violencia patrimonial es cualquier acción que busque dañar un bien de la otra persona con el fin de perjudicarla, por ejemplo, romper el teléfono de la pareja, el PlayStation, la computadora, etc.
Agresiones psicológicas son las más denunciadas
Tanto en el 2017 como en el presente año, las denuncias de agresiones psicológicas contra hombres representan un 69% de las denuncias totales.
La criminóloga Andrea Castellón afirma que esta situación se da porque la mujer no suele recurrir tanto a la violencia física como sí a la psicológica, pues es esta última la que más puede utilizar a su favor.
“Biológicamente hablando, nos guste o no, tenemos diferencias, y es mucho más probable que mi pareja (hombre) tenga más fuerza física que yo. (…) Entonces nosotras entramos en una desventaja, una desventaja física, de fuerza”, manifestó Castellón.
Por su parte, Miguel Herrera afirma que es posible que detrás de las agresiones psicológicas se oculten agresiones físicas contra el hombre, ya que, para muchos hombres, es más fácil externar que son víctimas de violencia psicológica a decir que están siendo agredidos físicamente por su pareja.
“Nosotros tenemos bastantes casos ya que a la privacidad de una asesoría por parte de los abogados les comentan que su pareja les ha quebrado sillas en la espalda, que le tira platos, que le tira sartenes, que cuando están durmiendo les tira Baygón o les tira cloro en los genitales, ácidos de batería. Tenemos casos acá de esa magnitud de agresión”, indicó Herrera.
Leyes dejan a hombres en situación de desigualdad
En Costa Rica existe legislación especializada en materia de defensa de la mujer, como la “Ley de Penalización de Violencia Contra las Mujeres”, la cual consta de 18 páginas y 46 artículos.
Dicha norma busca proteger específicamente a las mujeres que sufran violencia por parte de sus parejas. Con este fin, esta ley establece penas agravadas para cualquier tipo de violencia física, sexual, psicológica o patrimonial contra la mujer.
Sin embargo, en el caso de que el agredido sea el hombre no existe ninguna ley que vele por sus derechos y, por lo tanto, solo se puede amparar en la legislación normal.
“La mujer hace una denuncia y tenemos todo un sistema, todo un protocolo a nivel de instituciones para atender el problema de la mujer. El hombre es agredido, ¿cuál es el sistema que tenemos para que ese hombre sea apoyado? Ahí es donde tenemos un problema institucional”, afirma Castellón.
Por su parte, el Director Administrativo de Fundiapho insiste en que debería de crearse legislación especializada en materia de defensa del hombre, ya que actualmente, en caso de ser agredido, el hombre no recibe ningún tipo de apoyo por parte del Estado.
“El hombre queda totalmente ayuno de cualquier servicio, posiblemente sea una persona que no tenga los recursos económicos suficientes para pagar un abogado, un bufete privado, y muchas veces ni siquiera tiene la capacidad para pagar una asesoría como la de nosotros. (…) Entones no puede pagar; o paga una situación de este tipo, o comen”, indicó Herrera.
Culpables hasta que se demuestre lo contrario
Una forma recurrente de agresión psicológica hacia los hombres por parte de sus parejas son las falsas denuncias, estas son empleadas por la mujer para amenazar, manipular o, simplemente, para perjudicar a su pareja.
La criminóloga Andrea Castellón afirma en su blog Criminología en Costa Rica, que este tipo de violencia conlleva no solo un proceso muy desgastante para la víctima, sino también un fuerte reproche social, así como daños morales y psicológicos graves.
“Si sale un caso de agresión o de sospecha de aparente agresión, el hombre siempre va a llevar la parte a perder. (…) Definitivamente vas a tener una afectación de imagen”, afirmó Castellón.
Por su parte, Miguel Herrera afirma que en materia de violencia doméstica el hombre es el que tiene la carga de probar que no es agresor, ya que el beneficio de la duda siempre se lo dan a la mujer.
“La mujer no necesita realmente pruebas para indicar que el hombre es el agresor. (…) La mujer puede decir: “Mi pareja me violó”. Santa Palabra. Usted me dirá en una situación de esas “diay, ¿pero acaso la señora se hizo exámenes periciales?” Nada, la señora no ocupa ningún tipo de prueba”, declaró Herrera.
Después de otras tres denuncias por parte de la que fue su mujer, y tras haber estado 352 días en la cárcel por pensión alimentaria, Jorge, quien hoy en día tiene 73 años, se dedica a ayudar a muchachos presos que estén pasando por una situación similar, al tiempo que le da seguimiento a un proceso judicial que parece no tener fin.
El articulo publicado, es la realidad vivida por muchos hombres en Costa Rica, pero lo que uno, como ciudadano costarricense y con todos los derechos que constitucionalmente se establecen en cuanto a igualdad de condiciones ante la ley, se pregunta es: Si los funcionarios del poder judicial obedecen a la ley por deber constitucional, porque sus criterios para argumentar y fundamentar son lesivos a los hombres que enfrentan procesos judiciales en materia de familia y no hay o existe organo que regule estos criterios, entre otros. La misma Asamblea Legislativa, conociendo esta situacion, no hace naada al respecto. No podemos decir que en Costa Rica los hombres gozan de la proteccion de las leyes en iguales condiciones que la mujer, existe desigualdad y se debe hacer algo al respecto.
Parte de la agenda Feminista Radical de destruir la familia y poner al hombre en la total humillación. Con el cuento denla igualdad de derechos tapan sus verdaderos propósitos poder.
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