Redacción – El actual campeón del mundo, queda eliminado en primera ronda de Rusia 2018 al caer 2-0 contra una sorpresiva Corea del Sur.

En un juego dónde Alemania saltó a la cancha con todo su arsenal, en busca de sellar su pase a octavos, pero no contaban con la astucia y el gran juego colectivo de los surcoreanos.

Pasaban los minutos y el cuadro alemán, no encontraba por dónde romper el buen orden defensivo implantado por Corea del Sur en la cancha.

Con un portero surcoreano inspirado y una defensa muy organizada, los asiáticos fueron marcando la pauta a lo largo del compromiso.

Era tanto, el buen esquema coreano, que el primer tiempo finalizaria 0-0.

El segundo tiempo comenzaría, con una afición germana apoyando sin cesar a sus campeones del mundo, que salían como fieras en busca del resultado.

Uno de los hombres que intentaba orquestar la banda alemana, era Mesut Ozil, quién con su buen trato de pelota organizaba jugadas de peligro para los teutones.

Pero lamentablemente, para los alemanes jugadores como: Marcos Reus, Timo Werner y compañía, andaban con la pólvora mojada y no podían bombear las redes surcoreanas.

Los asiáticos, le perderían el temor a los «imbatibles» alemanes, que al pasar de los minutos se desaperaban cada vez más.

Esa desesperación, sería aprovechada por los coreanos y en el ocaso de segundo tiempo darían la sorpresa en suelo ruso.

En 92 minutos de juego, Kim Young – Gwon, lograba vencer a Manuel Neuer y adelantar a los coreanos.

Alemania se iría al ataque en busca de la gloria, inclusive Neuer se convirtió en un jugador de campo más.

Esa decisión del arquero teutón, sería lapidario para los campeones del mundo, debido a tiro de esquina alemán que sería rechazada por un defensor coreano que mandaría la pelota al área de los reyes del balompié y el habilidoso Son Heung Min llegaría solamente a cerrar la jugada y marcar el 2-0 final.

Con este resultado, queda claro que la maldición del campeón existe y los teutones son las nuevas víctimas de ella.