Redacción- Mientras que Alemania estaba pasando por uno de los momentos más difíciles de su historia, una leyenda empezaba a surgir, Franz Anton Beckenbauer se comenzaba a posicionar como una figura que dejaría huella imprescindible en el balompié.

Nacido el 11 de setiembre de 1945 en Munich, El káiser como se le apodó comenzaba a destacar en el  el equipo TSV Múnich 1860; sin embargo el Bayern Munich, que para ese momento no era tan regular en la Bundesliga lo fichó cuando Franz tenía 14 años, debutando en el año de 1964.

A pesar de su corta edad, el joven destacó cuando dos años después asombró al mundo en la Copa Mundial de Fútbol de 1966 en Inglaterra al marcar 4 goles con Alemania, en la que terminó en segundo lugar.

Su época dorada comenzaría luego de su participación en la Copa del Mundo de México de 1970, luego de su gran participación se convertiría en el capitán de su selección.

En la Eurocopa en 1972, tuvo una mágica actuación como líder del equipo alemán, aquí derrotó al anfitrión Bélgica en semifinales por un contundente 2-1 y en la final derrotando a la Unión soviética por un contundente 3-0, quedando consignado en el equipo ideal de la copa en la posición de líbero. Luego de la Eurocopa consiguió  tripletes en la Bundesliga (1972-1974) y en la Copa de Europa (1974-1976).

Los alemanes llegarían a la Copa del mundo como una maquina imparable, siendo los anfitriones de la misma donde su paso en la fase de grupos fue excelente logrando vencer a Chile y Australia con marcador de 3-0 y 1-0 específicamente, pero cayendo contra la Alemania Democrática 1-0.

La segunda fase se pondría cuesta arriba pues tendría que enfrentar a Suecia, Yugoslavia y a Polonia en la final, a quienes lograría derrotar por 2-0 a Yugoslavia, 4-2 a Suecia y un apretado 1-0. En aquella final el equipo alemán inició perdiendo, pero gracias al liderazgo de Beckenbauer y los goles de Müller logró darle vuelta y se coronó campeón con un 2-1.

Luego de su gran liderazgo le traería muchos premios al «Káiser», obteniendo dos balones de oro en el año 1972 y 1976; sin embargo un golpe en sus riñones le pondrían final a su carrera como jugador, pero su legado como entrenador apenas comenzaría.

El alemán volvería a su selección esta vez como entrenador, donde el mismo sin ninguna experiencia lograría sorpresivamente encaminarlos a la fina de la Copa del Mundo del 86 en México, pero cayendo ante la poderosa Argentina de Batista, Pumpido y Maradona, la cual se coronaría como bicampeona del mundo.

En Italia, Beckenbauer haría aún más grande su leyenda cuando conquistó la Copa Mundial de Fútbol,  logrando ser la segunda persona en el mundo en conseguir la Copa Mundial de Fútbol como jugador y como entrenador.

En 1977, durante una entrevista para la revista alemana Stern, Beckenbauer afirmó haber utilizado dopaje sanguíneo para mejorar su rendimiento, donde este extraía un poco de su sangre para luego volvérsela a inyectar así logrando una inflamación artificial, lo que eleva el nivel de glóbulos rojos y blancos, y el rendimiento general del organismo.

Beckenbauer fue principal organizador de la Copa Mundial de Fútbol de 2006, jugada los meses de junio y julio en Alemania y  a sus 72 años es  «Presidente de honor» del Bayern y «Miembro de honor» de la Federación alemana de fútbol.

«El káiser» será conocido como uno de los mejores liberos de la historia del fútbol, donde su legado siempre enmarcará a la selección alemana.