Redacción- Contar estrictamente las calorías que se consume diariamente, tener episodios constantes de “atracones” y hasta obsesión por evitar alimentos de origen animal, son algunos de los comportamientos que los niños y adolescentes costarricenses pueden estar presentando como señal de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA).

Casi cuatro de diez estudiantes con peso normal afirman sentirse gordos y más de un 57% están descontentos con su imagen corporal, de acuerdo con un estudio realizado en el 2016 por el Instituto Costarricense de Enseñanza e Investigación en Salud (Inciensa), la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED) con 2.626 estudiantes de 64 centros educativos del país.

A raíz de esta realidad y en el marco de la celebración del Día Mundial de la Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria, el Colegio de Profesionales en Nutrición (CPN) lanza una alerta a los padres y madres de familia.

El estudio realizado reveló además que un 37,2% de los encuestados dijo contar las calorías que come, un 31% evita comer «harinas» (carbohidratos), un 14,2% siente culpabilidad al comer y a un 10,9% le gusta sentir el estómago vacío.

La Dra. Rosanna Mauro, representante del CPN y especialista en trastornos de la conducta alimentaria indica que “los niños y adolescentes están cada vez más expuestos a todo tipo de información, incluyendo la última dieta de moda, cómo lograr el peso “perfecto” y por otro lado están bombardeados con mensajes de comida rica, barata y atractiva. Por lo tanto, debemos estar atentos a otros comportamientos más allá de los que tradicionalmente se asocian a anorexia y bulimia”.

Por ejemplo, es cada vez más frecuente el trastorno por atracón en el que se consume una gran cantidad de comida, en un período corto y en donde hay sensación de pérdida de control sobre lo que se come durante el episodio.

La Dra. Mauro, que es representante de Costa Rica del Día Mundial de Acción por los TCA, afirma que es hasta 50% más probable que alguien que tiene o ha tenido un TCA se vuelva vegetariano, como una forma de restringir sus alimentos y su ingesta, por lo que se pide a los adultos estar atentos a estos comportamientos.

Por otro lado, si los jóvenes dedican más de tres horas diarias a pensar en su dieta diaria, se preocupan más por la calidad de los alimentos que del placer de consumirlos y existe una planificación excesiva de lo que comerá́ al día siguiente, se puede estar ante una ortorexia, otro de los trastornos de la conducta alimentaria.

“Las redes sociales pueden estar jugando un papel importante en el desarrollo de conductas alimenticias y emocionales dañinas, pues tienen un impacto altísimo en la percepción que los niños y adolescentes tienen sobre sí mismos e influyen en sus prácticas diarias, por lo que los padres y familiares deben estar atentos”.

Los adultos deben estar alertas a los sitios y grupos sociales que los niños y jóvenes frecuentan en internet y orientarlos a que interactúen más bien con páginas que incentivan el autocuidado y ofrezcan consejos positivos.

Se recomienda a los padres y familiares estar atentos a los siguientes comportamientos que le permitirán detectar a tiempo algún trastorno por conducta alimentaria:

La persona deja de comer junto con los otros miembros de la familia y da excusas como: “estoy lleno”, “ya comí” o “no me gusta esa comida”.

Experimenta cambios de ánimo importantes, se empieza a aislar y evita encuentros sociales que antes disfrutaba.

La persona experimenta cambios drásticos de peso y como resultado se viste de manera inusual, por ejemplo con ropa más holgada.

Los TCA se pueden prevenir en parte al evitar dietas restrictivas en personas menores de 18 años, pues según los especialistas, los menores de edad que se someten a dietas tienen hasta un 50% más de probabilidad de presentar trastornos de la conducta alimentaria.

Además, se recomienda practicar comidas en familia al menos una vez por día, ya que este es un espacio que les permitirá a los niños y jóvenes  compartir, comunicarse y aprender buenos hábitos de sus padres.