Bosques reforestados y la planta geotérmica

Redacción – Bagaces, el cuarto cantón de Guanacaste, entre las décadas de los años 1940 y 1970, estuvo prácticamente sin bosque en sus potreros, producto de las actividades agropecuarias y madereras de la zona. Incluso, existen registros de estas labores desde el siglo ante pasado, lo que tuvo un impacto forestal considerable.

Gracias al potencial geotérmico de la zona de Miravalles, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) logró restaurar la calidad y cantidad de los árboles para devolverle vida verde a los terrenos que fueron áridos en su momento.

Para los años 70, el ICE identificó este nivel de geotermia de la zona, por lo que decide iniciar con las investigaciones y los estudios pertinentes para extraer la capacidad de esta energía y entrar en marcha con la composición del bosque en las 1.550 hectáreas.

«Para 1970, el ICE ya empieza a realizar estudios de prefactibilidad en la zona y de identificación en primera instancia. Esto se empieza a hacer para saber cuál es el potencial que existe de aprovechamiento de ese recurso», afirmó el ingeniero forestal de la institución, Elmer González Luna.

Geotermia

La energía geotérmica es la que se encuentra almacenada, en forma de calor, debajo de la superficie de la tierra. Esta es una fuente inagotable de energía, es decir, se encuentra los 365 días del año las 24 horas al día y no influyen las condiciones metereológicas como el sol o el viento.

Esta es capaz de abastecer hasta el 100% de las necesidades de calefacción y de agua caliente sanitaria de una vivienda, edificio y demás.

«Este proceso (de sembrar árboles) ha ido de la mano con el desarrollo de etapas productivas del campo geotérmino, el cual abastece cinco centros de generación eléctrica con capacidad total de 165 MW», informó el ingeniero.

Cuando las actividades ganaderas en los potreros y fincas del sitio ya no se realizan, se da un proceso de regeneración natural, donde las aves se encargaron de cumplir un papel importante para la distribución de la semillas.

«Se da un proceso de sucesión natural, mediante el cual un terreno que ha sido degradado por las diferentes actividades, se detiene la actividad y se deja que se inicie el proceso, donde intervienen los factores como uso anterior del suelo y además, se cuenta con las especies dispersores en caso de fauna silvestre, para que llevara semillas de estos bosques de la zona protectora hasta los nuevos terreros de cobertura boscosa», detalló González.

Las especies de árboles que son típicas en el lugar gracias al método anterior son el cortés amarillo, el roble sabana y vainillo.

Después de 35 años, la institución restauró 982 hectáreas. En la actualidad, se da la existencia de más de 1.277 hectáreas de bosque.

«Del año 2000 para acá, se inició con un programa más agresivo de la reforestación y siempra en todo el campo geotérmico y hasta la fecha se tiene el registro de siembra de más de 400 mil árboles», aseguró el ingeniero forestal.

Miravalles presenta 436 especies diferentes de flora, como Surá, Ojoche, Guayabón y Tempisque. Además, se han identificado 164 especies de fauna silvestre como el manigordo, venado cola blanca, pumas y danta.

Una de las especies que se encuentran en el sitio es el Jaguar

«Las escuelas y colegios de la zona participaron en la reforestación y siembra. Dentro de sus programas de educación ambiental, el ICE siempre ha considerado incorporar actores locales, en este caso los centros educativos, en sus procesos de gestión ambiental», aclaró González.

Parte de las acciones que se tomaron en cuenta y continúan en marcha para la preservación de la cobertura boscosa son las líneas cortafuegos; que sirven para precaver la propagación de las llamas en un incendio, cercado del terreno, vigilancia para prevenir y atender también los incendios forestales y actividades ilícitas como la cacería.