Redacción- Los beneficios de la lactancia para el niño y la madre son indudables. Expertos en salud coinciden en que la mejor forma de alimentar al bebé, al menos en sus primeros seis meses de vida, es a través de la leche materna.

La lactancia ofrece múltiples beneficios a los menores como, por ejemplo: reduce el riesgo de sufrir enfermedades de la piel –alergias-, disminuye la posibilidad de desnutrición -deficiencia de micronutrientes- y obesidad, y actúa como laxante natural para regular la digestión. También, favorece el desarrollo cognitivo y estimula los sentidos del recién nacido.

En el caso de la madre, amamantar puede ayudar a disminuir las hemorragias posparto y la anemia. Además, favorece la pérdida del peso aumentado durante el embarazo, el envolvimiento uterino –vuelva a su tamaño normal- y se asocia con la reducción del riesgo de padecer cáncer de seno y ovarios.

Si bien es cierto, la lactancia es un proceso natural y todas las mujeres, con algunas excepciones, tienen la capacidad para amamantar a sus hijos, existen prácticas que, aún antes del nacimiento, pueden contribuir a hacer este proceso más sencillo.

A continuación cinco claves que ayudarán a las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia a desarrollar con mayor éxito esta etapa:

  1. Infórmese y prepárese para ese momento

Es importante que, durante el periodo de gestación, la madre consulte a su especialista sobre el tema. Conocer todos los beneficios de la lactancia, le permitirá enfocarse en su relevancia y prepararse para recibir este proceso.

Uno de los primeros pasos es preparar sus pechos. Es ideal que a partir del octavo mes de gestación, realice masajes con crema o aceite sobre sus pezones, esto le permitirá mantener la piel hidratada favoreciendo el amamantamiento.

También, es recomendable definir y adecuar un espacio de la casa para la lactancia. Se aconseja que sea un espacio privado, sin mucho ruido para evitar que el bebé se distraiga, y con la iluminación adecuada.

  1. Inicie la primera toma de lactancia lo antes posible

Los primeros minutos, posteriores al nacimiento del bebé, son el escenario ideal para estimular el reflejo de succión en el recién nacido. Puede hacerlo acariciando la boca del menor con el dedo o con el pezón, con el objetivo de que el lactante abra su boca y gire la cabeza en busca del estímulo.

A partir de los 20 minutos, posteriores al nacimiento, y durante un periodo aproximado de dos horas, el bebé suele estar más receptivo a usted y a la actividad a su alrededor.

Recuerde que, en cuanto logre una primera toma correcta, esta contribuirá al éxito de las siguientes.

  1. Utilice una postura adecuada para amamantar

Una mala postura de la madre o del bebé puede producir problemas como un mal agarre o disfunciones orales (succión y deglución) del niño y, con estas, consecuencias como grietas o dolor en el pezón.

Durante la lactancia, el cuerpo de su bebé tiene que estar en íntimo contacto con el suyo, “vientre con vientre”. La cara y hombros del bebé tienen que estar frente a su pecho, de forma que él no tenga que girar la cabeza en busca de este. Además, la nariz del niño tiene que estar a la altura de su pezón, esto le permitirá, a través del olfato y su reflejo de succión, buscar el pecho.

Una buena postura permitirá que el niño agarre todo el pezón y la mayor parte posible de la areola mamaria. Si no lo hace, debe retirar el pecho, introduciendo su dedo meñique en el extremo de la boca del niño, y volver a introducirlo correctamente.

  1. No fije un horario rígido los primeros meses de lactancia

Durante los primeros meses, se recomienda dar el pecho según la demanda del recién nacido.  El número de tomas va a variar en función de las necesidades de cada lactante y de la producción de leche de su madre. Durante el primer mes, se estima un promedio entre 8 y 12 tomas diarias.

Los bebés que pueden regular por sí mismos la frecuencia de sus tomas consiguen un mejor aumento de peso y favorecen una duración más prolongada de la lactancia. Un horario flexible o a demanda del menor, permitirá esta autorregulación. Es decir, si un lactante recibe poco alimento, él puede aumentar el número de tomas hasta satisfacer sus necesidades.

La duración de cada toma también debe estar definida por el propio lactante y no por el reloj. Un promedio son 10 minutos por pecho, sin embargo, un niño podría vaciar un pecho en solo cinco minutos y otro tardar hasta 20 minutos.

  1. Mantenga una dieta que favorezca la producción de leche materna

La dieta de la madre puede afectar la cantidad de la leche producida. Por lo anterior, durante el periodo de lactancia, su alimentación debe cubrir los nutrientes para la producción de leche materna y sus propios requerimientos nutricionales.

Una alimentación balanceada es clave en las diferentes etapas de la vida y el periodo de lactancia no es la excepción. Es importante que mantenga una alimentación variada. Debe consumir alimentos de los diferentes grupos: vegetales y frutas, productos de origen animal, grasas y azúcares, cereales, leguminosas y verduras harinosas. Tomar como mínimo ocho vasos de agua al día y realizar entre cinco y seis tiempos de comida, idealmente en horarios específicos.

Durante todo el periodo de lactancia, la madre no debe fumar ni ingerir bebidas alcohólicas y es conveniente reducir el consumo de cafeína. Además, antes de consumir cualquier medicamento debe consultar con su médico.