Linda De Donde ha dedicado años de su vida a tenderle la mano a jóvenes en condición vulnerable

Redacción-  Valeria Cubero Córdoba, estaba en sexto grado de la escuela cuando su profesora le dio una noticia que cambiaría su vida. Cubero fue elegida para ser becada por la Fundación Tejedores de Sueños . Esta oportunidad le permitió continuar con sus estudios de secundaria, graduarse y hoy, con 18 años, construir poco a poco, su sueño de convertirse en ingeniera civil.

«Somos tres hermanos y se nos complicaba mucho, ya que mi mamá no trabajaba y el único que lo hacía era mi papá, era el único ingreso. Entonces la economía de la casa no era la mejor», contó Cubero.

La Fundación, Tejedores de Sueños, nació en el 2010, como parte de una iniciativa que buscaba becar a jóvenes que no pudieran costearse sus estudios por razones económicas.

De la mano de su junta directiva integrada por Linda De Donder, directora y fundadora, su presidente, Carlos Rivera; Zahira Rodríguez, fundadora; Fernando Mayorga y German Fonseca, como representantes de Gobierno, entre otros aliados, el sueño de establecer una fundación en pro de la permanencia de los jóvenes costarricenses en las aulas, se hizo realidad.

La Fundación cuenta además con aliados que brindan su colaboración para que esta logre alcanzar su meta. Tal es el caso de Désiré Collen y Urbain Boutelegier, ambos de nacionalidad belga y promotores del programa «Sana Juventud».

Actualmente, la junta directiva, en conjunto con sus aliados, trabajan arduamente para tenderle la mano a menores de edad que sueñan con convertirse en profesionales, pese a sus limitaciones socio-económicas.

Estos años de trabajo han tenido momentos difíciles, pero otros muy positivos y gratificantes, como cuenta Linda. Experiencias de jóvenes que logran alcanzar el éxito y de unos, que pese a la ayuda brindada, deciden desistir.

«Uno siente que hace una diferencia, para cada persona que trabaja con jóvenes o con ONG’s es algo muy bonito. Da satisfacción cuando uno ve que efectivamente los muchachos logran salir adelante. Lo que es menos bonito es que uno siempre ve que hay muchísima necesidad de la que uno puede resolver.

«El año pasado tuvimos que decir no a algunas de las solicitudes de becas por que son muchas y se nos es imposible cubrir todas. También, en algunos casos no se aprovecha la ayuda, dejan el colegio, o no hay interés», comentó De Donder, con su español bastante perfeccionado, tras 17 años de vivir en Costa Rica.

La fundación aplica diferentes estrategias para mantener a los jóvenes en el sistema educativo, a través del deporte, al matricular a los jóvenes, de manera gratuita, en diferentes academias deportivas, como incentivos que buscan motivar a los estudiantes a asistir a clases y mantener un buen desempeño académico.

Además, brinda ayuda monetaria para el costeo de pasajes de bus, uniformes y útiles, asi como mentorías para mejorar el desempeño estudiantil de los jóvenes, entre otras acciones.

La fundación se financia con donaciones; en sus inicios, se costeaba con los ingresos propios de cada uno de los fundadores.

Actualmente, la institución beca a 108 estudiantes. Además, su ayuda se ha extendido a distintas zonas del país como Limón, donde el problema de la exclusión estudiantil se presenta con más fuerza, tal y como lo revela el último Informe del Estado de la Educación. Anteriormente, la fundación inició brindándole ayuda a menores edad de la zona de Tres Ríos, en Cartago.

Tejedores de Sueños, organizó el I Congreso «100% en cole», que se llevó acabo la semana anterior, como una oportunidad para articular a las diferentes instituciones involucradas en el desarrollo del sistema educativo del país.

A partir de las conclusiones que dejó el congreso, la fundación seguirá en la lucha contra la exclusión estudiantil y espera brindarle la ayuda necesaria a la gran cantidad de jóvenes en el país que hoy sueña con cumplir sus metas académicas.

Valeria espera ingresar a la Universidad de Costa Rica el próximo año, actualmente la institución realiza un estudio sobre su situación socio-económica que le permitiría optar por una beca universitaria y así continuar con sus estudios.

Una de sus mayores motivaciones para seguir adelante, es su mamá, quien, cuando Valeria ingresó al colegio, se motivó y decidió volver a la Universidad para finalizar sus estudios.

«Mi mamá siempre me dice que yo tengo que llegar mucho más lejos de lo que ella llegue. Ella es muy perseverante, es mi modelo a seguir.

«Que la fundación me ayudara es una de las mejores cosas que me han pasado», comentó.