Redacción- En muchos casos tener una mascota ayuda a tener una mejor calidad de vida y más cuando se habla de tener un gato, siempre es beneficioso para nuestra salud.

Efecto terapéutico en personas con autismo

Es importante recalcar que el contacto físico con las mascotas incrementa los niveles de oxitocina, una hormona que está vinculada con el establecimiento de relaciones sociales. Un estudio encontró niveles menores de oxitocina en sangre en niños autistas.

Se ha comprobado que el incremento de niveles de oxitocina en autistas disminuye las conductas repetitivas y mejora la habilidad de evaluar el significado emotivo de la entonación al hablar.

Inspiran emociones positivas

Una encuesta realizada en el 2015 demostró que ver vídeos o fotografías de gatos suponía un incremento en las emociones positivas (felicidad, esperanza, entre otras ) de la persona que los visualizaba.

Reducción del estrés

Las personas que les gusta acariciar gatos tienen una reducción en los niveles de cortisol, hormona relacionada con el estrés. En ocasiones el contacto físico con gatos incrementa en humanos la producción de ondas tetha cerebrales, que habitualmente se producen en estados de relajación y calma profunda.

Ayudan a protegen el corazón

Este punto es sumamente importante debido a que convivir con mascotas se ha asociado con la disminución del estrés, la reducción de la presión sanguínea, lo cual ayuda a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Un estudio realizado en 2009 en el que hubo más de 4000 participantes que habían tenido o tenían actualmente mascota (perros y/o gatos), reveló que las personas que habían convivido con gatos tenían menor riesgo de sufrir infarto de miocardio que los que no vivían con felinos.

Es importante resaltar que algunas personas son alérgicas al pelaje de los gatos y perros, por lo tanto se les dificulta tener estos animales. Sin embargo, si actualmente no tienes gato y esta planeando en tener uno debe saber que en un estudio llevado a cabo con casi un centenar de participantes, resultó que durante el primer mes tras la adquisición de una mascota (perro o gato), las personas daban puntuaciones mejores en un cuestionario de salud general comparado con las personas que no tenían mascota.