(Foto: Andrey Navas- Guanacasteca)

Redacción – Guanacasteca y Jicaral sacarán chispas en la final de segunda división, que otorgará medio boleto para un posible ascenso a la primera división en los próximos meses.

Con un trabajo silencioso, sin grandes nombres en su planilla, con mucho coraje y empeño, Guanacasteca se ha convertido en caballo negro del ascenso, luego de eliminar a Sporting San José y Puntarenas FC.

Los guanacastecos tuvieron una prueba difícil al visitar a Puntarenas FC en el Lito Pérez. El empate 1-1 que sacaron en la vuelta, los hizo mantener el marcador global a su favor (2-1) y sembrarse en la final.

De la mano de Yosimar Arias, como hombre de experiencia, debido que el plantel está lleno de jugadores que en su mayoría no pasan los 23 años, el cuadro pampero sueña en grande tras tres años sin jugar una final.

Josimar Arias es uno de los referentes de ADG. [Foto: Prensa Guanacasteca- Andrey Navas].

La labor realizada por el estratega Mauricio Guevara es notable, debido que con pocos recursos ha hecho maravillas en el cuadro que tiene como sede el Estadio Chorotega de Nicoya.

Por su parte, el rival de Guanacasteca en la gran final será Jicaral Sercoba, el otro equipo de la Península de Nicoya que en los últimos años ha sido regular en fases de muerte súbita del ascenso nacional.

Foto: Jicaral Sercoba.

Los jicaraleños eliminaron a San Ramón en semifinales, a pesar de que el cuadro poeta buscó meterse en la serie después de que Jicaral llegara al estadio Guillermo Vargas Roldán con ventaja de 2-0.

Con un 1-1 en la vuelta y con marcador global de 1-3 a favor de los peninsulares, que jugarán su séptima final seguida en la segunda división, donde aún no consiguen el ansiado ascenso.

Jicaral cuenta con un equipo lleno de hombres de experiencia, donde se destacan Walter Chévez, Leonel Peralta, Leonardo Adams y José Adrián Marrero.

El Clásico de la Península de Nicoya se jugará por primera vez en una final y la ida será en el Estadio Chorotega el próximo domingo y la vuelta de la final será ocho días más tarde en Jicaral.