Jonathan Prendas Rodríguez
Diputado, bloque Nueva República


El quinto año del gobierno PAC está cada vez peor, no solo enfatizan que firmarán una norma técnica para el aborto irrespetando el derecho a la vida, no sólo hacen lo imposible para desacelerar la economía con una total falta de decisiones, no solo cargaron de impuestos a los hogares costarricenses con la promesa de que era un paso en firme hacia algo mejor antes de enfrentar una ola de malas calificaciones internacionales, no solo el dólar sube y sube ocasionando problemas en la economía nacional, no solo la Canciller hizo fiesta con nombramientos pese a que todos sabíamos que era ilegal, sino que ahora también censuran la voz del pueblo que opina diferente a ellos llevando la democracia a un nivel de crisis impensado en nuestro país faltándoles el respeto en su cara.

El viernes pasado, según me dijo el propio Piza, su equipo de seguridad le recomendó al Ministro de la Presidencia que cambiara de lugar las reuniones que tenía en la tarde con la comunidad de Sarapiquí debido a que venía un grupo de 35 adultos mayores, amas de casa, menores de edad y, por ejemplo, agricultores que ponían en riesgo su seguridad gracias a los carteles que llevaban para apoyar el sueño del cantón: la construcción de un hospital que evitaría viajar 5 horas hasta el centro de Heredia cada vez que ocuparan servicios especializados de la CCSS.

Muy agobiado por semejante amenaza, Piza y su gente cambiaron a última hora la municipalidad de Sarapiquí por la sede de la Universidad Nacional ubicada a 14 km de distancia, haciendo casi imposible que, por ejemplo, muchas mujeres llegaran a escuchar el proyecto de inversión que tenía el INAMU para ayudar a las mujeres emprendedoras, institución que por cierto ni llegó a la cita dejando plantadas a las emprendedoras que pudieron llegar; lo interesante es que este cambio de lugar fue manejado de tal manera que lo hicieron ver cómo algo de última hora, lo cual se contradicen al enterarnos que habían contratado una microbús para llevar a la UNA a las personas que el gobierno y la municipalidad no consideraban una amenaza para sus intereses.

Ni yo, diputado de la República estaba invitado a esa nueva sede. Así como lo leen, no fue hasta que pregunté por WhatsApp sobre la reunión que el jefe de despacho de Piza me avisó de la modificación, es decir, sino hubiera preguntado tampoco habría podido llegar a las reuniones, pues me hubiera quedado esperando, como todos, en la Municipalidad; curiosamente esto no le pasó a los diputados del PUSC y del PLN que también estaban en la gira, a ellos sí les avisaron directamente del cambio de lugar.

Una vez que llegué a la UNA tuve que insistirle a Piza para que dejara entrar a los representantes del pueblo que querían escuchar el proyecto de la CCSS para el cantón, me refiero a las 35 personas ya señaladas, sin embargo, como la amenaza para su seguridad era «tan grave» Piza autorizó su entrada sí y sólo sí entraban sin carteles y con la promesa de que «se portarían bien» so amenaza de sacarlos si inclumplían.

Cómo si esos dos desplantes no fueran suficientes (el cambio de lugar y la restricción para entrar), el jefe de despacho del ministro emblema del Presidente Carlos Alvarado, entretuvo a los vecinos, que según la seguridad de Presidencia afectarían a Piza, en el salón adjunto al auditorio dónde estaban las reuniones para que no interrumpieran las exposiciones del gobierno (se supone que las citas eran todas para escuchar al pueblo y para que el pueblo escuchara los proyectos del gobierno); esto lo hizo no sin antes le revelara a un grupo de personas, dónde sin saberlo estaban mis asesores, que estaba prohibida la entrada de cualquier persona que dijera que venía de mi parte.

Aunque parezca imposible de creer todo esto pasó en Sarapiquí, Heredia, Costa Rica, no en Venezuela o Nicaragua… Pero si suponen que ya había pasado lo peor debo decirles que no, lo peor quedó para el final…

Al ignorar al pueblo, al no permitirle preguntar, al no querer que se expusiera el proyecto del hospital para Sarapiquí y al saber todo el irrespeto que había vivido la comunidad me levanté de la mesa principal mientras Piza daba una cátedra de historia de cuando él inauguró el primer EBAIS, me fui sin mayor aspaviento, pero con la enorme frustración de ver lo que el ministro del PAC, Rodolfo Piza, estaba haciendo con la tradición democrática del país. Cuál fue mi sorpresa que ya  afuera, bajo la lluvia vi que me siguieron más de 50 personas que también estaban decepcionados.

Así, bajo la lluvia, los llevé a un parqueo techado de la UNA y les pedí perdón por todo lo que habían vivido… No se dejen confundir, nada fue mi culpa, pero alguien tenía que darles la cara.

Adentro solo quedó una persona de la lista de 35 adultos mayores, amas de casa, menores de edad y agricultores que Piza quería evitar… Uno de treinta y cinco… Este Sarapiqueño ya muy indignado se puso de pie y pidió explicaciones al ministro, ya era mucho lo que le habían hecho a la comunidad, pero la reacción airada de Piza, probablemente, envalentonado por tener que lidiar ya sólo con uno de los vecinos pro hospital no se hizo esperar y fue hasta donde estaba el joven y luego de increparlo y tratarlo muy mal le dijo que se fuera del auditorio…

Cuando creí que ya todo ese relajo había terminado resulta que faltaba el broche de oro, me refiero a que Piza usó sus redes sociales para decir que nada de esto pasó y que todo fue diferente a lo aquí relatado.

Aprovecho este espacio para, una vez más, pedirle al Señor Piza que no mienta (de todo lo explicado hay fotos y vídeos que pueden revisar en mi Facebook Jonathan Prendas Diputado).

Hágale un favor a su apellido y pídale perdón a Costa Rica. Repito don Rodolfo, NO MIENTA, ah y no repitan esa conducta en ningún otro cantón del país… El pueblo merece respeto.

2 COMENTARIOS

  1. El problema en Costa Rica es que ya no sabemos quien dice la verdad. Como todo el mundo tiene acceso a los medios de comuninicación siempre hay dos versiones distintas y generalmente opuestas. Cada grupo publica sus «verdades» de acuerdo a sus planteamientos políticos, socieconómicos y religiosos. A qui{en debemos creerle entonces?

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