Redacción- La fuerte escasez de lluvia producto del cambio climático ha tenido influencia en la proliferación de plagas, una amenaza más para la producción del alimento de los costarricenses.

Aunque en las zonas tropicales como Costa Rica ya se presenta mayor aparición de plagas, el cambio climático está creando condiciones aún más propicias para que nos afecten estas enfermedades que dañan a las plantas y a los animales.

“Esta realidad traería también nefastas consecuencias para la economía nacional, porque estas enfermedades de las plantas podrían reducir el acceso de productos agrícolas a los mercados internacionales o implicarían el incurrir en costos más elevados asociados a la inspección, el tratamiento y el cumplimiento de las normas”, comentó Álvaro Sáenz, vocero de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA).


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Las plagas, los patógenos y las malezas ya causan la pérdida de más del 40 % del suministro mundial de alimentos. Los desastres biológicos, como enfermedades e infestaciones ocasionan pérdidas en la producción agrícola y ganadera mundial de hasta $9 500 millones, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Además, por cada grado de aumento de la temperatura se perderán por plagas de insectos entre el 10% y el 25% de cultivos como el arroz y maíz, según un estudio publicado en agosto del 2018 por la revista Science de Nueva York.

Agricultores ticos indefensos ante la amenaza de nuevas plagas

En Costa Rica los agricultores llevan más de 15 años en espera del registro de nuevas tecnologías en agroquímicos para combatir las plagas que son cada vez más resistentes, originadas producto de los eventos agroclimáticos.

“Al igual que las personas necesitan medicinas para sobrevivir ante las enfermedades, las plantas también requieren ayuda para librarse de estas; los agroquímicos son las medicinas de las plantas, por eso la importancia de que los productores cuenten con sustancias de última tecnología”, resaltó Sáenz.

Estos agroquímicos de nueva generación han sido sometidos a más de 20 años de estudios científicos en Europa y Estados Unidos, además requieren de menores dosis de aplicación al ser más eficientes, esto reduce su impacto ambiental.

“Más de 176 ingredientes activos se encuentran a la espera de ser registrados en nuestro país, pese a que ya han sido aprobados por organismos internacionales como la FDA. Agricultores de países Centroamericanos y Latinoamericanos con quienes competimos en mercados internacionales sí disponen de estas herramientas, lo cual nos coloca en desventaja competitiva. Además, nosotros importamos alimentos que sí son tratados con estos protectores de cultivos”, destacó el vocero de la CNAA.