José Gómez (el primero de izquierda a derecha) en premiación del Instituto de Ingenieros en Japón
  • Recibió importante premio en Japón
  • Trabaja también como profesor en una universidad

Redacción – ¡Todo un ejemplo! El ingeniero costarricense y oriundo de Caballo Blanco de Cartago, José David Gómez, estudió en el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y se graduó en Ingeniería Electrónica. Ahora, con 35 años, se posiciona en Japón como un joven investigador en importantes proyectos de ese país. Además, ganó un premio y es profesor de una prestigiosa universidad de este país asiático.

El reconocimiento que recibió se le otorga como joven investigador por parte del Instituto de Ingenieros de Electrónica, Información y Comunicaciones en el 2018, que se da una vez al año. Hace 10 años que vive en Japón y poco a poco ha alcanzado grandes resultados por su esfuerzo, perseverancia y preparación.

«Trabajo en el Instituto Tecnológico de Nagoya como profesor asociado de investigación desde el 2016. Mi trabajo consiste en estudiar los efectos de las ondas electromagnéticas en el cuerpo humano. Ejemplos prácticos es estudiar los efectos de la señales emitidas por el teléfono celular o equipo médico (resonancia magnética). Para eso utilizo modelos matemáticos para investigar sus efectos. También trabajo en estimulación eléctrica que se puede usar activar tejidos nerviosos con los mismos efectos terapeúticos de un fármaco, pero sin los efector adversos. El trabajo de investigación se complementa con asesorar estudiantes de maestría en sus proyectos de graduación», comentó a AMPrensa.com.

Se graduó en el 2007 del TEC y luego aplicó para diferentes becas, por lo que consiguió la de la Embajada de Japón. Ahí fue cuando pudo viajar y desenvolverse en este ámbito en el 2009. Al llegar, estudió en una ciudad al este de Tokio y aprendió japonés. Posteriormente, sacó una maestría.

«La experiencia de vivir en Japón ha sido muy enriquecedora. Aprender un idioma nuevo, conocer gente nueva, muchas culturas y la investigación es muy buena. Aquí hago los mismos pasatiempos como cualquier persona de Cartago. Me gusta el fútbol, el baloncesto, también me gustó la natación, leer libros, películas. En cuanto a Japón, mi pasatiempo más interesante es que aprendí a tocar un tambor japonés que se toca durante los festivales en la época de verano», comentó.

José Gómez en una presentación en Japón

Gómez consiguió trabajo como «postdoctor» -cuando una persona termina un doctorado- con la JSPS (Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia).

«Ese es un paso muy importante aquí. Casi todos los doctores japoneses aplican a esta fundación porque es muy competitivo, yo, por dicha, lo logré y eso me dio dinero para trabajar y también un presupuesto para ir a conferencias o hacer más investigaciones», dijo.

Gracias a estos esfuerzos, al ingeniero lo incluyeron como miembro de la Comisión Internacional para la Protección de Radiación no Ionizante y la Comisión Internacional de Seguridad Electromagnética. 

Ahora, Gómez tiene varios proyectos para desarrollar poco a poco. Quiere enfocarse en la estimulación eléctrica en el cuerpo humano, particularmente en el cerebro. Esto es investigar impulsos eléctricos aplicados en las neuronas para generar respuestas que se pueden traducir de forma terapéutica. Por ejemplo, para reducir la depresión, recuperación de funciones motoras, rehabilitación y más.

En su caso, él quiere entender aún más cuáles son los mecanismos que hacen que estas estimulaciones generen sus posibles beneficios y crear protocolos que aseguren que estas estimulaciones eléctricas en el cerebro sean seguras.

El tico y su equipo también trabajan con hospitales para poder verificar que los modelos que utilizan, para investigar, son adecuados.  Fórmulas matemáticas, programación y experimentación es parte de los trabajos de este investigador.

El ingeniero afirma que todos los reconocimientos y logros que ha obtenido significan mucho. Incluso, motiva a los jóvenes ticos a incursionar en el mundo de la investigación y de la ingeniería.

«Son muy significativos y alentadores. Indican que las cosas van por buen camino. Lo más importante, es saber que los colegas reconozcan el trabajo que uno hace. También es importante para abrir nuevas fronteras para mas jóvenes costarricenses interesados en la investigación», concluyó el tico.