La comparecencia de Mónica Segnini, exdirectiva del Banco de Costa Rica, le sirvió para denunciar que Luis Guillermo Solís, presidente, nunca quiso escucharla al quererle denunciar las irregularidades que existían en el caso del cemento chino y que eso le costó su destitución.
“Existía una injerencia política sobre los nombramientos y destituciones que se realizaron en los bancos públicos y una responsabilidad política de Casa Presidencial que si hubiera sido responsable en el manejo de la situación se hubiese atendido oportunamente”, dijo Segnini.
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La otra cosa importante que dejó en evidencia es que ella nunca, ni Francisco Molina, exdirectivo, fueron citados a atestiguar ante la Procuraduría de la Ética.
Roberto Thompson, diputado de Liberación Nacional, le preguntó a Mónica Segnini qué criterio le merecía el hecho de que un presidente de la República hiciera una cadena nacional para defender actuaciones relacionadas con un crédito bancario.
“Yo me quedé sin palabras cuando vi eso, porque estábamos hablando de fondos públicos y en este caso, me sorprendió la posición del Presidente y me di cuenta que estaba más enterado de lo que pasaba que lo que nosotros pensabamos, pero que solo conocía una parte de la historia”, destacó.
La congresista oficialista, Laura Guido, aseguró que la destitución de Segnini se da por un estudio de la Superintendencia General de Entidades Financieras y le cuestionó también a Segnini que si el Presidente no la había atendido por qué no le entregó un informe con sus sospechas por escrito.
A esto, Segnini contestó que no lo hizo porque ya había hablado sobre las anomalías con Sergio Alfaro, ministro de la Presidencia y con Helio Fallas, ministro de Hacienda.
Carlos Ricardo Benavides, diputado de Liberación, aseguró que la comparecencia había sido muy provechosa porque evidenciaba que efectivamente había existido una injerencia política de Casa Presidencial en todos los hechos.
