Ronald Pérez supo que quería ser policía a los 21 años
  • Pérez fue misionero de una iglesia cristiana

Redacción – En medio de tantos estereotipos fijados por la sociedad, llega Ronald Pérez a romper con todos los esquemas. Él es un policía de 41 años de edad y no se avergüenza de formar parte de la campaña «Sí Acepto», donde promueve el discurso del respeto e igualdad, pues él es homosexual y activista.

En su relato, este oficial comenta que sus padres lo aceptaron. Incluso, su papá le dijo, antes de morir, que estaba muy orgulloso de él. Eso lo conmovió y lo recuerda con mucho cariño.

Pérez vive con toda su familia en un ambiente paz, respeto y amor. En su casa viven su pareja, su mamá, su hermana, la pareja de su hermana.  

Eso sí, su familia supo que era gay por una tercera persona y su mamá se desesperó, le costó aceptarlo.

“En ese momento mi mamá se volvió loca. Fue muy duro para ella. «¿Dígame que no es verdad lo que me está diciendo ese tipo?» Hay que tomar en cuenta que eso ocurrió hace 24 años. Eran, evidentemente, otros tiempos», explicó, agregando que él tenía 17 años en ese momento.

Ronald Pérez vive su condición gay con absoluta apertura y tranquilidad en su ambiente laboral. Sus compañeros lo respetan.

Este hombre ya suma 19 años de trayectoria como parte de los cuerpos policiales nacionales.  Dice que una que otra vez algún compañero le ha dicho que no sabe cómo tratarlo sin ofenderlo, que “es que entre hombres se habla de un modo tal y cual” y les ha tenido que contestar “di…mae….cuál es la diferencia, yo también soy hombre”.

“Ser sexualmente diverso no te exime de derechos y responsabilidades. Soy un policía como cualquier otro” agrega.


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En la parte del activismo, busca educar a otras personas como policía, pues ese es uno de sus deberes. Él es parte de la comisión institucional para la igualdad y no discriminación de la población LGTBIQ del Ministerio de Seguridad Pública (MSP).

Además, comenta cómo fue que decidió unirse a los uniformados. En un inicio, cuando estudiaba mecánica automotriz en el Vocacional Monseñor Sanabria, se interesaba por la cosmetología. Posteriormente, fue misionero luego de participar en las prédicas y evangelios de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. 

Con tan solo 19 años, viajó a El Salvador para predicar «con salveque y corbata, en parejita como esos que andan por todas partes».

Cuando regresó a Costa Rica, se hizo la gran pregunta: «¿y ahora qué?», por lo que decidió atender al reclutamiento «Unite a la nueva generación de policías”, cuando tenía 21 años.

Desde su perspectiva, ser integrante de la Fuerza Pública significaba una oportunidad para continuar sirviendo a la comunidad y así descubrió verdadera vocación.

Según relata la página de la campaña, durante un año cumplió uno a uno con los requisitos que le iba imponiendo su nuevo sueño, hasta que lo logró. y comprendió que aquello no iba a ser muy distinto a lo que había experimentado en El Salvador.

“Aunque cuando era misionero me dedicaba completamente a la causa de la adoración, a compartir las escrituras, ayudar en lo que se necesitara, hubo varias ocasiones en que me llegué a quitar los zapatos para donarlos a alguien que los necesitaba y como policía me tocó ver lo mismo. Niños en situación de violencia, llorando, que me agradecían haber llegado a socorrerlos”

Es por eso que siempre recuerda, con mucha emotividad, frases como: “si ustedes no hubieran llegado, mi mamá se muere”.

Relato como oficial

Pérez ha trabajado y ha atendido diferentes situaciones a lo largo de su carrera profesional. Desde personas que lo recuerdan por haberle ayudado, hasta toparse con personas que anteriormente habían sido detenidas y ahora continuaron por el buen camino.

“Las personas que delinquen a menudo no es que son malas, es que no han aprendido a buscar otras motivaciones para su vida. Hay que recordar que son las circunstancias las que les llevaron allí y ayudarles a ver otras posibilidades“, resaltó.

Aunado a eso, explica algo que la ciudadanía normalmente no ve. Pérez comenta que en la Fuerza Pública hay hombres y mujeres sensibles y con historias distintas. Incluso, se conmueven con las emergencias que deben atender a diario.

“La Fuerza Pública se caracteriza por tener en sus filas hombres y mujeres muy sensibles. Todos somos diferentes, venimos de familias con historias diversas.  Cuando compartimos y aflora la confianza comenzamos a conocer la parte humana, las verdades de cada quién, y hay cada historia… somos muy sensibles ante el sufrimiento ajeno. Cuando encontramos a alguien muerto pensamos en su madre, en su familia. Nos duelen las familias destrozadas, los niños en abandono, nos preguntamos por qué hay tanta persona sufriendo. Es inevitable pensar en la propia familia, porque uno es un privilegiado”.

¿Cuándo se dio cuenta que le atraen los hombres?

Pérez se dio cuenta de su orientación sexual cuando era tan solo un niño que cursaba quinto grado. Cuando se convirtió en un adulto responsable de sus decisiones, no dudó en participar en grupos activistas como el 2828 y Triángulo Rosa. Además, se involucró en la causa de la comunidad LGBTIQ y fue adquiriendo seguridad.

«Con quienes se volvió un poco más complicada la relación fue con las personas integrantes de la congregación religiosa, ya que aunque explica que entre los mormones hay apertura de palabra hacia la comunidad LGBTIQ+, a la hora de la verdad hay represión en tanto no se acepta que sus miembros tengan vida de pareja o se puedan casar.  Pese a ello sigue haciendo suya la estructura fundamental de creencias de esa fe. Cree que le fortalece en su capacidad de amar», fue parte del relato de este hombre.

Pérez está seguro que, si se llega a casar, va a ser por amor, para compartir el resto de su vida con esa persona. Con ese relato explica la combinación de activista y policía.

2 COMENTARIOS

  1. Orgullosos de este compañero gran persona y ser humano.
    Soy hetero y acepto con mucho respeto que se luchen los derechos homosexuales porque son personas que tienen derecho a ser amados y felices como lo deseen

  2. Cada vez más personas con don Ronald Pérez, desafían nuestros estereotipos y nos llaman a la tolerancia y a practicar la empatía en medio de las diferencias. Sin duda avanzamos, a pesar de las dificultades, hace apenas una década era impensable para un hombre gay ser policía y hacer pública con naturalidad su orientación sexual. Gracias Ronald por su valiente y amoroso testimonio.

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