Opinión por Fabián Meza– Hace algunos años, en un Congreso de Ciencias Forenses al que asistí en Puntarenas, don Max Paguaga, médico del Poder Judicial, dijo que el país estaba en una encrucijada «o construimos más cárceles o más morgues». He visto cómo, al «ganar el amor» optaron por levantar más morgues en vez de cárceles.

Ganó el amor, el amor a los delincuentes. Para ese mismo momento en el que don Max vaticinó lo que le esperaba a nuestra sociedad, debido a la irresponsabilidad de los que quieren abolir las penas, el constitucionalista Fabián Volio y el experto en seguridad Álvaro Ramos comentaron en un programa de radio que el amor a los delincuentes que mantienen la mayor parte de la clase política-judicial tenía que ver con factores sexuales. No encontraban otra explicación a aquella atracción que sienten por los asesinos, narcos, voladores, ladrones o estafadores.

Al ganar el amor, vimos cómo, en menos de cinco años, el aparato judicial se despedazó, no tiene sentido, hoy, el trabajo que hace la policía, los investigadores, los fiscales, los jueces, si a todos los vulgares pillos de este país, les dan no casa, Costa Rica por cárcel para que hagan lo que les da la gana. La postura de que la cárcel resocializa y la delincuencia es culpa de la sociedad capitalista, por ende tenemos que soportar a todos los asquerosos delincuentes sueltos, porque nosotros también somos lis culpables, hiede a una rancia izquierda enquistada en los aparatos políticos, judiciales y hasta en ciertas facultades.

Un recuerdo imborrable, para mí, es el de mis abuelos diciendo «éramos pobres, pero honrados». Sin duda, ganó el amor por los delincuentes y tienen el descaro, esos responsables por el caos reinante de inseguridad, de salir a culpar al machismo, al sistema, a los hombres (falacia de generalización), a los ricos, a la desigualdad, a cualquier pretexto barato, progre y de moda, para no asumir su responsabilidad como culpables directos del caos social que propiciaron con sus tesis socialistas de países nórdicos para defender y mal criar a todas las golondrinas que sueltan para que sigan robando, volando y matando.

Ganó el amor sexual a la delincuencia vulgar y asesina. Y sus promotores son rectores, pensionados de lujo, embajadores y nominados a puestazos en organismos internacionales. O más cárceles o más morgue. Ellos eligieron y nosotros vamos a seguir contando los muertos y las muertas. Porque, aquí, no sobra nadie. Ni mujeres, ni hombres. Ni Evas, ni Adanes.

4 COMENTARIOS

  1. Gran editorial. Muy cierto, en Costa Rica desde hace mucho tiempo la delincuencia le está ganando la batalla no a las leyes, porque soy del criterio que nuestro país cuenta con una legislación bien establecida, se la están ganando a las autoridades judiciales que no aplican las leyes al pie de la letra, posiblemente por miedo a las represalias que puedan tener tanto los que la aplican , como también sus familiares. Se les olvida su obligación de cumplir a cabalidad con los mandatos constitucionales que juraron defender.

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