• Ala fue violada dos veces en el 2017

Redacción – El caso de la perrita «Ala», a la que violaron en Alajuelita, conmovió a todo un país y los animalistas se unen para pedir justicia por este animal.

El juicio es contra un hombre de apellidos Rojas Araya, de 55 años, quien es acusado de violar dos veces a Ala en octubre de 2017.

La abogada y presidenta de la Asociación para el Bienestar y Amparo Animal (ABAA), Maricruz Uba Loaiza, es quien representa a Ala en este juicio que busca hacer justicia por el daño que le causaron a la perrita.

«Es una lucha que viene desde hace más de 10 años. Con la aplicación de la ley, empieza la verdadera lucha, por los derechos de los animales como seres sintientes», resaltó Uba a AMPrensa.com.

Uba considera que este es un hecho histórico porque es la primera vez que una persona está tras las rejas por un caso de crueldad animal.

Animalistas presentes previo al juicio. AMPrensa.com

Rojas Araya es una persona en condición de indigencia y, al no presentar antecedentes, fue puesto en libertad.

Empero, las autoridades volvieron a detenerlo el 24 de diciembre anterior debido a que no se presentó a una citación de audiencia preliminar y no pudieron localizarlo hasta el momento de su segunda detención, por lo que le ordenaron dos meses de prisión preventiva.

«El señor no se sujetó a los llamados del Poder Judicial y se le dictó rebeldía y un mes de prisión preventiva. Al día de la audiencia preliminar, el tenía que presentarse pero hizo uso de su derecho al decir que no se presentaba. Por eso se optó a un mes más de prisión preventiva», explicó la abogada.

Para el presidente de la Federación Canina, Rubén Rodríguez, esta es una forma de lucha para hacer valer la ley vigente de bienestar animal.

«Hoy esperamos una sentencia en firme y estamos pretendiendo la pena máxima que estipula esta ley que es la privativa de libertad por dos años. Se busca marcar un precedente para que las personas que busquen dañar un animalito, pues lo piensen», afirmó Rubén Rodríguez.

Rubén Rodríguez a las afueras del Tribunal Penal de Pavas.

Según le comentaron los vecinos, Ala no tenía resistencia en sus patas traseras y le sangraba en ano. Además, gritaba por el dolor que sentía tras las violaciones.

El Hospital Veterinario de la Universidad Nacional y el Servicio Nacional de Salud Animal fueron las instituciones que se hicieron cargo de la atención veterinaria de Ala.