Redacción- En general la vida de las personas está llena de imprevistos y deberes que suelen generar estrés; sin embargo; durante épocas en las que los niveles de ansiedad se elevan, se torna más difícil para el ser humano responder y manejar esas situaciones que están fuera de su control.

Hoy, en la realidad en la que estamos atravesando a nivel mundial por el Covid-19, inevitablemente se presentan consecuencias en el cuerpo, afectando zonas como los músculos, el corazón, el sistema inmunológico, el aparato digestivo, el cerebro, piel y cabello.

El estrés, según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, es la sensación de tensión física o emocional que puede generarse por algún factor externo que provoque frustración, furia o nervios.

En pequeñas porciones, el estrés puede ser positivo, pero si perdura en el tiempo puede llegar a perjudicar la salud. Unido al estrés se libera el cortisol, una de las hormonas causantes de enfermedades en la piel.


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“La piel es uno de los órganos que más fácilmente muestra signos ante el estrés y sus reacciones pueden ser variadas.

Entre las consecuencias más comunes están los popularmente llamados brotes o sarpullidos, que son realmente eccemas provocados por los cambios hormonales que causan las emociones, así como las manchas y el acné.

Sin embargo, pueden originarse complicaciones mayores que requerirán de tratamientos más agresivos como la psoriasis o la alopecia, que es la caída del cabello”, comentó el médico dermatólogo Allan Sunikansky, presidente de la Asociación Costarricense de Dermatología.

Efectos del estrés en la piel o cabello

Entre las enfermedades que pueden desarrollarse más comúnmente a causa del estrés y la ansiedad se encuentran:

 Eccema: es una inflamación o erupción en la piel que comúnmente aparece como pequeñas manchas rojas en cualquier parte de la piel.

El eccema suele picar, pero lo más importante es no rascarse el área afectada ni lavarla a menudo.

Para calmar el ardor y picazón, se recomienda utilizar cremas o geles hidratantes para piel sensible; sin embargo; si al cabo de unos días no se presenta una mejoría la persona debe revisarse con un médico en dermatología, quien le podrá indicar el tratamiento a seguir según el tipo de piel.

 Acné: el estrés genera la alteración de ciertas hormonas que influyen en la producción del sebo, es así que se produce el acné o se empeora.

Algunas recomendaciones serían consumir abundante agua, no tocarse la zona para no provocar que el sebo aumente y adquirir una rutina de limpieza e hidratación de la zona afectada.

 Psoriasis: el estrés por sí solo no puede causar la psoriasis porque es una enfermedad que aparece por factores como genéticos, medioambientales o inmunológicos.

Sin embargo, el estrés puede provocar brotes, recaídas o acelerar la aparición de la enfermedad.

 Alopecia: la caída de cabello por consecuencia del estrés puede darse tanto en hombres como mujeres.

Lo que sucede, es que los cabellos que se encontraban en fase de crecimiento pasan
de forma abrupta a la fase de caída, evitando que crezca pelo nuevamente en el folículo piloso mientras el estrés continúa.

La buena noticia es que el pelo crece nuevamente al terminarse los episodios de estrés o ansiedad, pero en ciertos casos se necesitará la estimulación de un tratamiento brindado por el dermatólogo.

 Dermatitis seborreica: esta enfermedad se produce por distintos factores, entre ellos el estrés y se caracteriza por la inflamación del cuero cabelludo que provoca el desprendimiento de escamas conocidas como caspa.

No se concentra solo en el cuero cabelludo, también puede presentarse en la cara, alrededor de las cejas, mentón o surcos nasales.

Según Sunikansky, algunos de los consejos básicos para combatir el estrés y ansiedad son realizar actividades como pasatiempos o actividad física para lograr canalizar las emociones y ayudar a la mente a concentrarse en otro tipo de tareas, sin embargo, ante la aparición de signos en el cabello o la piel, es importante acompañar esas actividades con el diagnóstico y tratamiento recomendado por un médico especialista en dermatología.