Redacción-El oficial, Alexander Jesús Arias Cordero de  la delegación de Río Claro de Golfito, Puntarenas ha ayudado a una familia con comida y ahora busca como darles una casa digna.

De acuerdo con el uniformado, cuando hacía recorridos en Buenos Aires, zona sur de la provincia de Puntarenas, observó un adolescente de 13 años que vendía aguacates en la orilla de la carretera y se llamaba Jeremy.

«Me cautivó su valentía y esfuerzo por vender. Me detuve y parqueé la moto, le compré unos ricos aguacates y le dejé unas botellas de agua, unos jugos que andaba y unas galletas que recién había comprado», señaló.


LEA TAMBIÉN: Expertos brindan recomendaciones para sobrellevar la incertidumbre laboral en el país


Arias a  la distancia pudo observar a su madre Jineth, cuidando a sus hijos menores, en una sencilla casa que había construido  con sus propias manos: unas latas oxidadas y unos pedazos de madera eran la base, más unas bolsas negras y sábanas rotas para protegerla, el piso es el suelo de tierra y la cama unos colchones viejos.

También, pudo ver contiguo al ranchito que llama hogar, la cocina en medio de palos de madera y palmeras secas. Todo al lado del río General en la carretera Interamericana Sur.

«Hice una publicación en mi perfil de Facebook para ver si alguien se unía a apoyar a la familia, para mi sorpresa una persona me contactó y donó dinero para comprarles comida. Al día siguiente, con respectivo permiso de mis jefes, hice las compras. Le compré productos de primera necesidad. La administradora del supermercado al verme comprando se me acercó y conversamos, le conté sobre Jeremy y su familia y gustosamente donó leche y cereal para los niños», comentó el unifomado.


LEA TAMBIÉN: Pandemia cobra la vida de más de 43 mil personas


El oficial señaló que volvió nuevamente a buscar a la mamá de Jeremy. Al ver la comida sus ojos se volvieron agua y le conté de la publicación que había hecho y la generosidad del joven de Limón y la donación el supermercado.

«Ahora mi fe es poder ayudarles a tener una casa digna donde sus hijos no pasen frio, ni tengan que bañarse en el río, donde puedan tener la bendición de agua potable y electricidad; así como de ropa, zapatos y juguetes, porque si algo recuerdo bien de mi formación policial es que entré a ser Policía para aprender, pero salí para servir», concluyó el oficial.