Foto: Fines Ilustrativos.

Redacción- El proyecto del tren eléctrico surge como una gran alternativa para ampliar la gama de opciones de transporte y, sobre todo, para lograr una reducción del impacto ambiental en las ciudades. 

Así lo afirma, el Ph.D. en Administración de Negocios y conferencista en el Congreso de Ciudades Sostenibles 2020 (CICS 2020), Roberto Artavia, quien insiste que es el momento clave para arrancar con este proyecto.

Precisamente, este y otros temas se discutirán ampliamente en el CICS 2020, el cual este año se realiza por primera vez de forma virtual durante esta semana. 


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Un grupo selecto y variado de especialistas en edificación sostenible, nacionales y extranjeros, conjuntamente con autoridades de gobierno y ONGs internacionales, mantendrán un intercambio de ideas con la audiencia para ir trazando la hoja de ruta, hacia las mejoras que demanda la sociedad.

Para cualquier país que desee conseguir un amplio desarrollo socioeconómico, siempre será una meta tener ciudades sostenibles, sin embargo, para llegar a este cometido se debe cumplir con ciertas características indispensables.

En el caso de la movilidad, es completamente necesario ofrecer a los usuarios una amplia diversidad en los servicios de transporte público, y el tren eléctrico parece una atractiva propuesta.

“La situación económica actual nos va a exigir mucho más en el futuro y debemos ver al tren como parte de una gran reactivación económica.

Además, viene a crear una integración social y modernizar el servicio para tener una vida más integrada entre clases sociales, más saludable con menos estrés de presas, menos contaminación. Sin duda será una actividad que genere actividad económica durante muchos años”, agregó Artavia.

En cuanto al impacto ambiental, se estima que el tren eléctrico deje de producir 1,800,000 toneladas de dióxido de carbono en los primeros 30 años de funcionamiento. En el campo laboral, se calcula que en la etapa de construcción genere más de 1200 empleos directos y durante la fase de operación alrededor de 1400 empleos directos. Además, implementar este medio de transporte provocaría que se redujeran 29 millones de viajes en vehículo anualmente. 
 

Otro de los beneficios que los expertos valoran para ver el proyecto del tren eléctrico como un gran aporte para tener ciudades sostenibles, es que cumpla con todos los estudios previos de factibilidad. Asimismo, la infraestructura del tren que tenemos actualmente puede ser aprovechada y mejorada, por lo que eso sería una reducción de costos considerable.

Por su parte Ana Quirós, presidente del Green Building Council Costa Rica (GBCCR), asegura que esta diversidad en el área de transporte, debe ir acompañada de un correcto enfoque de sistemas.

Por ejemplo, es de poco valor, o aún resultar ser un despropósito, si se instauran ciclovías en recorridos reducidos y sin la debida infraestructura de apoyo para interconectar al ciclista debidamente con otras modalidades de movilidad, en caso de que las requiera, y sin consideración a la mejor “experiencia del usuario”. 

“La oferta de diferentes modalidades de transportes es necesaria, siempre y cuando vaya acompañada de un correcto planeamiento.

Un ejemplo sencillo sirve para ilustrar que aún para el uso de bicibletas se necesita ofrecer servicios básicos: ciertamente causaría malestar y riesgo para los ciclistas si llegan al final de una ciclovía y no encuentran parqueo para su bicicleta.  

Es por eso que debemos inclinarnos por proyectos de movilidad que hayan sido diseñados considerando las necesidades de los usuarios finales a fin de que las soluciones propuestas respondan, como corresponde, a esas necesidades y expectativas.

Además, el transporte en una ciudad sostenible no solo debe ir enfocado en dar espacio para que las personas se muevan, sino que debe causar un impacto positivo a nivel social y económico”, finalizó la presidente del GBCCR.