• «Mamita, no llores mi ausencia», dice una de las cajitas

Redacción – Un gesto de amor es lo que hace esta enfermera obstetra en el hospital de Pérez Zeledón, quien entrega una cajita de solidaridad para las mujeres embarazada que regresan a su casa sin su bebé que cargaron por meses en su vientre.

Se trata de Mariana Méndez, del hospital Escalante Pradilla, quien decidió mostrarle su apoyo a las mamás que pasan por esta dura prueba.

Son cofres blancos con mensajes se aliento y esperanza en esta etapa. Lleva el librito del control prenatal.

Además, dependiendo del credo religioso, se coloca un rosario, un frasco con un angelito de resina que simboliza el bebé que está en el cielo, y una tarjeta sellada con las huellas del bebé.

«Mamita, no llores mi ausencia, que desde hoy soy un ángel que cuidará de ti desde el cielo», dice la tarjeta que se le dio a Lucía, una madre que sufrió la dura experiencia de ver a su hija marcharse antes de alcanzar las 20 semanas en su vientre.

Inicialmente compraron 60 y lamentablemente ya han entregado cerca de 20 de ellas.

Las cajitas blancas se entregan a las madres que perdieron a sus bebés cuando tienen más de 15 semanas de gestación o cuando los recién nacidos mueren por malformaciones o complicaciones en su salud.

Ver a las mamás irse con las manos vacías, con el corazón roto y los sentimientos deshechos, llevó a esta funcionaria a dar un valor agregado a su buen trato.

Ella tiene 14 años de laborar en la Caja Costarricense de Seguro Social y, junto a sus compañeros, se propusieron ofrecer a las madres un detalle que encierre el recuerdo de sus pequeños que en muchas veces ni alcanzaron conocer.

«Con esta cajita, que está llena de nuestro amor, comprensión y solidaridad, les damos el pésame a las mamitas. De esta manera les hacemos saber que nosotros también sentimos la pérdida de sus bebés y que lloramos con ellas», indicó Méndez.

El proyecto se financia con recursos propios del personal que trabaja en el área. Ahí cada quien hace su aporte; algunos se encargan de los ángeles, otros de conseguir los frascos, unos velan porque las cajitas estén bien pintadas y con aroma a bebé.

«Cuando tengan la necesidad de ver a sus niños pueden tomar esa cajita, abrazarla, olerla y sentirla, porque dentro de ella está el vivo recuerdo de sus criaturas», agregó. 

Para la directora de Enfermería de este centro,  Marjorie Valverde, este gesto del personal de ginecoobstetricia, demuestra la calidad de personas que se dedican a atender mamás.