• Tampoco tienen teléfonos o celulares, pues no tienen dónde cargarlos

Redacción – ¿Se imagina no poder consumir algunos alimentos por falta de electricidad? ¿O no poder encender la luz en la noche para ir al baño? Este es el diario vivir de los vecinos de un pequeño pueblo en Siquirres, llamado Bella Vista en el Cairo de Siquirres, camino a las Pozas las Marías.

Ellos han pasado «toda la vida» sin electricidad. Los oriundos de la zona nunca han disfrutado del servicio, pero conforme evoluciona todo, lo ven como una mayor necesidad.

No pueden consumir carnes o lácteos, pues son productos que requieren refrigeración y no tienen cómo mantener la refri fría. Tampoco tienen teléfonos o celulares, pues no tienen dónde cargarlos.

Sus días se vuelven cada vez más rutinarios y, por las noches, la comunidad parece un «pueblo fantasma».

No pueden realizar algunas actividades recreativas como ver el televisor, ni tener un ventilador que disminuya el calor que hace en la zona.

Años atrás, el problema con la luz se debía a que no alcanzaban la densidad poblacional mínima para que el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) les instalara el servicio, según cuentan los vecinos.

No obstante, pese a que cada vez son más familias viviendo ahí, ellos afirman que solo se topan con trabas por parte de las autoridades.

Fue en el 2005 cuando iniciaron las primeras solicitudes y quien tuvo un papel importante fue Juan Bautista Muñoz, propietario de una casa en la zona.

¿Cómo es vivir sin electricidad?

Muñoz es oriundo del Gran Área Metropolitana (GAM), pero dispone de su propiedad para paseos familiares. Él lleva una planta para electricidad y ahí es cuando se da cuenta la grave necesidad de sus vecinos, quienes le piden «un momentito» para aprovechar esa planta.

«Unos han vivido con candelas o lámparas de canfín, y en ciertas casas han puesto paneles solares, que solo hacen funcionar un bombillo, careciendo así de los insumos para tener una calidad de vida que merece cualquier ser humano», comentó Muñoz a AM Prensa.

Comunidad nunca ha tenido la oportunidad de disfrutar del servicio de electricidad. Foto: Juan Bautista Muñoz

Agrega que los vecinos no tienen una buena calidad de vida y expone el ejemplo de uno de los ciudadanos, a quien lo mordió una serpiente venenosa y se tuvo que arrastrar para pedir ayuda, pues no contaba con electricidad para llamar al 9-1-1.

«Se ha acudido a la Municipalidad de Siquirres, Sala IV, Contraloría de Servicios del ICE, Inder y, por último, a la Defensiva de los Habitantes, esta última en proceso. Realmente consideramos que es demasiado el desinterés y abandono por parte del ICE», indicó Muñoz.

Otro aspecto que resalta es que los vecinos inhalan mucho humo, pues cocinan en fogón y les afecta a nivel respiratorio.

«Sobre la educación, los estudiantes no tienen acceso a medios tecnológicos, porque no tienen dónde cargar los dispositivos, entonces podemos inferir que todo el año 2020 estuvieron en completo desligue de un derecho como lo es la educación, aunque sea virtual, y este año 2021 también están siendo afectados por la misma situación», agregó.

¿Qué hará el ICE?

Tras varias solicitudes, el ICE les indicó, hace seis meses, que debían correr todas las cercas de las fincas para que las calles tuvieran un ancho cercano a los 14 metros, como requisito para instalar el servicio.

En diciembre anterior, la institución comunicó a los vecinos que ahora este caso quedará en el inventario de proyectos, lo que significa una espera más para la población que habita en esta zona, pues no hay presupuesto disponible actualmente.

La institución informó a AMPrensa.com, en el 2020, que se debe hacer una extensión de una línea de 3,48 kilómetros de red para ser aprovechada por 10 posibles clientes.

«El costo estimado de las labores asciende a ₡42,5 millones, que debería ser asumido por la Institución. La ampliación se encuentra en lista de obras a nivel nacional por desarrollar. Para su ejecución se toman en cuenta criterios como presupuesto, cantidad de clientes e inversión», indicaron.

Aunque los meses pasan y las necesidades aumentan, los oriundos de la zona siguen esperando poder tener un microondas, una cocina, comunicación, luz para realizar diferentes tareas en horas de la noche, entre otros.