• Andrey Ramírez tiene esa magia para trasportarnos a mundos de ficción y fantasía
  • La literatura le permitió enfrentarse a dos condiciones particulares

Por Sheyla Paniagua 

Andrey Ramírez posee una doble personalidad. En su vida habitual es un periodista que irradia simpatía. En su otra vida, la de escritor, es un viajero que nos transporta a mundos increíbles.

De niño despertó en él una pasión desbordada por la literatura, pero desde hace 13 años aceptó como compañeros de vida la fantasía, la ciencia ficción y el terror para crear historias que muestran sus inquietudes con la vida cotidiana.

El déficit atencional y la dislexia no impidieron que el espigado escritor con aires de mosquetero –o de Quijote, si se prefiere– desarrollara la pasión por la escritura y la lectura.

Graduado de la Universidad Federada San Judas Tadeo, lleva a su haber 11 obras literarias, y una de ellas en el 2012 ganó el primer lugar del Premio Nacional Brunca.

Inicios como escritor

¿A qué edad se inició su pasión por la escritura?
Desde que era niño me ha gusta la escritura. Yo siempre he padecido un alto déficit atencional abonado de dislexia. Entonces mis períodos de atención son muy cortos.

Después, cuando entré a la adolescencia desarrollé el gusto por la lectura y hasta la fecha ha
sido mi principal baluarte como retroalimentación.

¿Desde cuándo escribe de manera profesional?
Cuando empecé a publicar, hace 12 o 13 años con mi primer libro: “Cuentos de supeditación, volumen uno”. De ahí ya lo demás fue historia. Seguí envalentonándome y hasta la fecha sigo escribiendo.

¿Qué lo motivo a crear historias de ficción?

Resulta que siempre me ha gustado la fantasía, la ciencia ficción y el terror. En el canon de la fantasía, me gusta la fantasía heroica.

En la ciencia ficción me ha gustado de todo: desde los cortes de los tintes antropológicos, como un Lewin, hasta una mezcla de la ciencia ficción con la cotidianidad, como lo sería un Ray Bradbury .

También me gusta el terror clásico: todo lo que escribió Howard Phillips Lovecraff, Arthur Machen…
Todos estos autores formaron mucho lo que sería mi adolescencia. Sus leyendas eran auténticos cuentos de terror.

Entonces, todo ese bagaje me ayudó como para desarrollar mis propias historias, también mezcladas con los que sería la mismísima cotidianidad de lo convencional.

“A veces la gente piensa que para el quehacer literario se requiere de experiencias espectaculares, pero desde lo más sencillo, que es la vida ordinaria, nos puede ofrecer todo un material muy rico”.

Inspiración y retos

¿Qué libros considera usted que fueron las piedras angulares en sus comienzos como lector y posteriormente como escritor?

Es difícil contestar eso. He tenido tantos y ahora sigo engullendo libros que digo: ¿cómo es que no los leí antes? Han sido libros que me han ayudado a crecer tanto como persona…

Algunos son “Crimen y Castigo”, de Fiódor Dostoyevski; “Ensayo sobre la ceguera”, de José Saramago; “El conde de Montecristo” y “Los miserables”, de Víctor Hugo; “1984”, de George Orwell… este es un libro que me cambió mucho la perspectiva política.

Recientemente he leído novelas increíbles que me han marcado en el ámbito histórico. Por ejemplo, de Mario Vargas Llosa, “Tiempos recios”. Yo sigo teniendo libros que marcan mi vida y actualmente siguen apareciendo.

¿Cuál ha sido el reto más grande que se le ha presentado como escritor de ficción?

Lidiar con mis colegas. Para nadie es un secreto que en Costa Rica, en las disciplinas artísticas en esta rama existen mucho lo que llamamos coloquialmente como “serruchapisos”.

Las personas a veces no quieren brillar o destacar por méritos propios. Lo que hacen es que ponen en detrimento los méritos ajenos. Entonces eso se vuelve una problemática.

Creo que, lamentablemente, tenemos que reconocer que vivimos en un escenario muy limitado con respecto a la producción literaria..

Principales obras

¿Cómo es su proceso de escritura?

Yo lo que hago es ir anotado ideas en mi agenda porque me nutro mucho de la parte experiencial. Cuando siento que ya es el momento, me siento frente al monitor y empiezo a escribir . Como por arte de magia ya empiezan a brotar ideas y empiezo a construir.

Cuando ya siento que el producto final que estoy labrando está madurando, entonces ahí ya valoro la posibilidad de publicarlo.

¿Cuántos libros ha publicado y cuáles son los nombres de las obras?

Hasta la fecha he publicado 11 libros; por dicha la mayoría ya están agotados.

El ultimo que publiqué es “Tsunami boutique”; es un libro que nació en tiempo de pandemia. Para mí es una maravilla en el sentido de la madurez que he alcanzado como autor.

Mis 11 obras son los “Cuentos de Supeditación” (2008), “El látigo” (2009), “Folclor pagano” (2010), “Cuentos de supeditación II: la prórroga del existir” (2011), “Los Manglares de Macedonia” (2012), “El templo de los recuerdos olvidados” (2013), “La porosidad de las fronteras” (2014), “Crónicas gastronómicas del inframundo” (2016), “Fabulas veganas” (2017), “Pequeños deportistas y grandes triunfadores” (2019) y “Tsunami boutique” (2020).

Metas como escritor

¿Qué busca transmitir en los lectores con sus libros?

Lo que pretendo transmitir son mis percepciones sobre el entorno, mis inquietudes sociales principalmente ,y la valoración que yo le doy a la realidad. Busco con eso transmitírselo a la gente a través del canon literario, de mis personajes, y a través de sus vivencias.

En 2012 usted obtuvo el primer lugar del premio Nacional Certamen Brunca por su obra “Los Manglares de Macedonia”. ¿Cómo fue la experiencia de ganarlo?

Para mí en definitiva ese reconcomiendo tuvo mucha valía. Yo sentía que me estaban dando un premio planeta o una cuestión así. A pesar de que fue una situación muy humilde, mi nivel de regocijo fue tremendo.

El hecho de que personas que ni siquiera sabían que yo existía hayan determinado que mi libro valía la pena para ostentar el primer lugar fue una maravilla.

¿Cuál es legado que quiere que dejar en los costarricenses?

Quiero me transciendan no solo en la literatura sino también en otros proyectos en los cuales estoy involucrados. Por ejemplo, lo que es el la enseñanza de la literatura en las cárceles.

Eso mis ojos no lo van a ver, pero me gustaría que en un futuro eso se masifique de una manera que pueda ser valorada no solamente como un emprendimiento, sino también como una forma de reinserción social y de terapia a las personas que están pasando por ese proceso.

*Esta nota es parte del convenio con Digitus CR, el laboratorio de innovación y producción de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Federada San Judas Tadeo.