• Cuando la gente recibe una respuesta halagadora a cambio de publicar algo en las redes sociales, adquiere la costumbre de publicar más a menudo

Por Andrea Castro Ruiz para Digitus CR

“Le daba «me gusta» a muchas mujeres menos a mí”;“Conoció a un mae en Instagram y me dejó por él”… Estas son parte de los comentarios expuestos en una encuesta realizada a 100 personas entre los 18 y 66 años este mes.

Si bien la encuesta es una muestra no representativa, evidenció que el 79% de las personas han tenido problemas de pareja relacionados al uso de las redes sociales (RRSS) y no solo son motivo de discusiones, sino de separación (Ver cuadro 2).

Pero todo esto tiene un trasfondo histórico, psicológico, cultural-religioso y sociológico que va más allá del decir con certeza que las redes sociales son lo que realmente está deteriorando dichas uniones.

“En mi consulta atiendo temas de pareja como la cercanía porque muchas de ellas, al pasar tiempo juntos, abusan de las tecnologías, como el uso del celular, así que se rompe este vínculo y necesidad de estar juntos”, afirmó la doctora Kattya Vindas Vargas, experta en psicología clínica.

En el 2019, la revista Cyber Psychology and Behavior publicó que desde que nació Facebook a la fecha, más de 28 millones de divorcios se han registrado alrededor del mundo relacionados al uso de esta red social.

Lluvia de divorcios

En Costa Rica, según datos brindados por el Registro Civil de Costa Rica, en lo que va del año se registran 7.178 divorcios: 477 menos con respecto a agosto del 2020, pero aún no se ha cerrado mes, es decir las cifras proyectan ser similares.

Hay que resaltar que el pasado año cerró con la cifra más baja de divorcios en los últimos 10 años, pero si se analiza a profundidad la cantidad de divorcios en esta última década, la variante es mínima, si se compara con el descenso marcado en las cifras de matrimonios, tal como se muestra en el cuadro comparativo.

Cuadro 1.Elaboración propia. Datos brindados por el Registro Civil de Costa Rica.

No hay estudio o dato en el país que cerciore qué porcentaje de estos divorcios tienen que ver con el uso de las redes sociales.

No obstante, la encuesta realizada refleja que el 100% se comunica por WhatsApp, más del 50% usa redes como Instagram, Twitter, Tinder y el 91% está inscrito en redes como Facebook, siendo esta última la que posee más suscriptores en el mundo. Así lo afirma We Are Social en su informe Digital 2021.

A enero 2021, la red poseía 2.740 millones de usuarios. En términos porcentuales, un 11.8% más que en el 2020, donde contaba con 2.449 millones de suscriptores.

Cantidad de suscriptores mundial por red social. Imagen tomada de We Are Social.

Teniendo en cuenta dichas cifras, es sencillo asumir que el deterioro de las relaciones de pareja está estrechamente relacionado al uso de dichas RRSS.

En la ruptura hay otros responsables

Las anteriores frases son parte de los otros motivos que la población encuestada aportó como problemas de pareja que ocasionó el deterioro de sus relaciones.

“Atribuirle la culpa solo a las redes sociales no estaría del todo bien”.

“Hay un trasfondo histórico y cultural que forman parte del por qué el los matrimonios han descendido y por qué cada vez divorciarse es más común, como la independencia financiera de la mujer”, mencionó Pablo Carballo Chaves, profesor de la Facultad de Sociología de la Universidad de Costa Rica (UCR) y de la Universidad San Judas.

Desde el siglo XVIII, con la Revolución industrial las mujeres se empezaron a incorporar a la fuerza laboral, lo que ha propiciado que el percibir ingresos las aleje del sistema patriarcal donde debían depender de un hombre para sobrevivir, agregó Carballo.

“El divorcio es prácticamente un derecho humano, lo que genera un punto de inflexión, donde ya no se está dispuesto a soportar infidelidades, maltratos y demás”, afirmó el profesor de la Universidad San Judas.

Cambio de paradigmas

Otro factor es que las personas entre 18 y 45 años cada vez optan más por la soltería o la unión libre_ exactamente el 25% y el 18%, respectivamente, tal y como se visualiza en el cuadro 2.

En sumatoria, la creación de leyes como la 9406, que entró en vigencia en enero de 2017, obliga a -por lo menos- alcanzar una edad más madura para adquirir nupcias y castiga con cárcel a quienes mantengan relaciones sexuales con personas menores de 15 años.

Así lo refuerzan los datos aportados por el Registro civil, donde la última persona menor de edad que se casó en el país fue en el mismo periodo (2017) a los 16 años.

Además, el sociólogo concretó que, actualmente, el matrimonio posee dos caras: como institución legal en la que se protegen los derechos patrimoniales de la pareja y aquella que depende de principios religiosos y morales.

“Lo religioso se torna viejo y arcaico”, recalcó Carballo. No obstante, hay otros como el sacerdote Franco Noventa, de la Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, el cual sostiene que el no querer casarse y el decidir divorciarse aleja al ser humano de la fe y el estar lejos de la fe, crea seres más insensibles.

Todo lleva a un mismo punto

Ximena Soto Phillips, máster en Mercadeo, experta en redes sociales e influencer, dice que el ser humano busca aceptación y validación de sí mismo, de su pareja y de su entorno.

“Las redes sociales son un foco de atención”, exaltó, dato que apoya Carballo al agregar que las RRSS generan facilidad de diversión y que el acceso a tantas personas de forma tan rápida nos hace cuestionar que si lo que tenemos y con quien estamos es lo mejor; es tan adictivo como una droga.

Este argumento lo respalda el autor del libro “Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato“, Jaron Lanier, al explicar que si alguien obtiene una recompensa -ya sea en forma de consideración social positiva o de un caramelo- cada vez que hace algo específico, tenderá a hacerlo más.

Cuando la gente recibe una respuesta halagadora a cambio de publicar algo en las redes sociales, adquiere la costumbre de publicar más a menudo: lo que parece inocente pero puede ser el primer paso hacia una adicción que acabe siendo un problema tanto para los individuos como para la sociedad.

“Así influyen y deterioran las redes sociales las relaciones de pareja, se presta para fallar. Creo que las redes sociales son buenas en la medida que se sepan controlar y llevar, aprendiendo a ser fieles”, señaló el pastor Rigoberto Salazar, quien además tiene una Maestría en Familia.

Pablo Carballo advierte que sociológicamente la humanidad enfrenta a través de la “inmediatez” donde todo se consigue más rápido y es ahí don las RRSS ofrecen diversión, diversidad y un sin fin de opciones que nos vuelve inestables y altamente consumidores.

“A corto plazo, los bucles de retroalimentación a base de dopamina que hemos creado están destruyendo la manera en que funciona la sociedad. […] Está erosionando los cimientos de cómo se comportan la personas entre sí.

“Y no tengo una buena solución. Mi solución es que ya he dejado de usar esas herramientas… hace ya años.”, resalta en su libro Lanier.

*Esta nota es parte del convenio con Digitus CRel laboratorio de innovación y producción de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Federada San Judas Tadeo.