• En Costa Rica 4.941 personas descuentan penas carcelarias por delitos relacionados al narcotráfico.

Cuando la popular frase del Pura Vida, que tanto identifica a los costarricenses, se popularizó décadas atrás, Costa Rica era un país muy diferente.

Las calles no estaban inundadas de «piedreros», nuestros mares no eran autopistas del narcotráfico y los cárteles de las drogas eran problemas ajenos a nuestro país. Sin embargo, las cosas cambiaron por completo.

Aquel Pura Vida, afirmamos con dolor, se convirtió en un #PuraMentira. Basta con caminar por cualquier centro de ciudad para ver la cantidad de adictos al crack que viven en las calles de lo que roban para mantener ese mortal vicio.

Con total certeza, podemos decir que esa situación que vemos a diario es un efecto secundario del tráfico de drogas internacional, una especie de daño colateral de esa guerra contra el narcotráfico.

Costa Rica pasó de ser un simple puente de la droga entre Sudamérica y Norteamérica para convertirse en todo un centro de operaciones del narcotráfico.

Es en Costa Rica donde, hoy, los cárteles colombianos y mexicanos cierran sus negocios para llevar drogas a Estados Unidos y Europa. Es en Costa Rica en donde esos grupos criminales han comenzado a socavar la democracia a través del dinero fácil. Y es en Costa Rica donde cientos de personas están siendo ejecutadas a sangre fría a causa de las drogas.

Si bien nuestro país lidera en materia de decomisos de droga a nivel centroamericano, eso es tan solo en espejismo porque el problema más grave está ya radicado en cada barrio de las siete provincias.

Es lamentable ver hasta dónde las autoridades y gobernantes permitieron que este problema llegara. Familias completas sumidas en la venta de drogas, jóvenes destrozados, las cárceles repletas de narcos  (4941 reclusos en total) y un conteo de muertos que no se detiene.

Costa Rica cambia a pasos agigantados por culpa del narco. No podemos permitir que nuestro país viva las historias de países como Colombia, Guatemala y México, en donde los cárteles son los que mandan.

Exijamos con vehemencia un cambio en nuestra legislación para evitar que la Suiza Centroamericana sea ahora el Paraíso de los Narcos. Solo con rigurosas leyes extirparemos ese tumor maligno de nuestra sociedad.