- Fue construida en tan solo 14 días
Redacción-Un prototipo de vivienda de bienestar social para indígenas que cumple con los requerimientos mínimos de garantía del Banhvi y se adapta a las necesidades y gustos de las familias fue entregada.
La casa, hecha en su mayoría de madera (melina), fue construida en tan solo 14 días y se entregó a una familia que en extrema pobreza que fue seleccionada por la Asociación de Desarrollo Indígena (ADI), ya que su hija padece cáncer y, por recomendación del Hospital Nacional de Niños, requería de condiciones más propicias para atender su padecimiento.
“Nosotros nos sentimos muy satisfechos con los resultados hasta ahora del proyecto. No solo logramos construir la vivienda prototipo, sino que ayudamos a una familia con muchas necesidades y formamos capacidades que servirán a la comunidad más adelante. Incluso, como parte del taller de carpintería, se pudo hacer unas mejoras que hacían falta en el centro de salud, ya que la junta directiva de la Asociación pudo poner unos fondos, nosotros conseguimos y certificamos la madera, y los carpinteros se encargaron de hacer el trabajo”. Diego Camacho Cornejo, coordinador del proyecto de extensión universitaria.
El 8 de marzo de 2022 inició la construcción y para el 25 de marzo se hizo la entrega a la familia.
Según el máster Diego Camacho Cornejo, docente-extensionista de la Escuela de Ingeniería Forestal del TEC y coordinador del proyecto de extensión, la rapidez con la que se construyó la vivienda se debe a la alianza entre la academia, el Estado y la empresa privada, ya que mientras que las universidades se encargaron de desarrollar los planos y la gestión, un aserradero de la Zona Sur aportó la madera ya curada y lista para el ensamblaje.
La inversión para la construcción, de ¢8, 5 millones –sin incluir el lote–, fue compartida por los fondos del proyecto de extensión, la ADI Cabagra y la empresa Maderas Q y S..
También se coordinó con Asociación de Desarrollo Indígena y se contó con el apoyo de la municipalidad de Buenos Aires, de Puntarenas, y el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
La iniciativa cuenta con financiamiento del Consejo Nacional de Rectores (Conare) y participan el TEC, por medio de la Escuela Ingenieria Forestal; la Universidad Nacional (UNA), con su sede en Pérez Zeledón; y la Universidad de Costa Rica, con la Escuela Ingeniería Civil.