Imagen con fines ilustrativos. Foto: Fuerza Pública.

Minor Araya Salguero

Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT

El digital CRhoy titula: «Policía patea en el suelo a hombre que se resistía a ser detenido» Octubre 9, 2022. Y, va más allá cuando resalta que la situación no pasó desapercibida para quienes estaban presentes en el sitio, «pues reclamaron el golpe propinado dado contra el sujeto.».

Así es estimado lector, no son precisamente los aspavientos del gato panza arriba, lo que generalizadamente llama la atención; es el «patadón policial» esa peculiar asistencia, quizá, promovida por la ignorancia, ausencia de autocontrol, supervisión y claro, posiblemente por un incorrecto adoctrinamiento.

El adoctrinamiento, es sencillo a simple vista; quien enseña al policía, que se enseña y, como se enseña ese muy pretendido nuevo conocimiento. La institución policial debe tener muy clara esa línea sobre la cual, educa a su personal; de no existir objetividad y claridad, el resultado puede ser un conocimiento que lejos de ser deforme, es muy riesgoso a propios y extraños.

Indudablemente, en nuestra academia, en nuestra escuela policial, hay instructores de mucha experiencia y sobre todo conocimiento pero ¿Tiene nuestra Policía Administrativa una línea que no solo sea inequívoca, además, una muy propia de educación policial al mejor estilo y tradición tica..? No lo creo…

De tenerla, de poseer una línea educativa policial al mejor estilo costarricense ¿Porqué, desde años atrás, se sigue educando a nuestro personal en el adoctrinamiento extranjero, incluso fuertemente cuestionado..?

Es difícil para mí, entender que muchos de nuestros agentes preventivos e incluso represivos, han sido entrenados por instituciones policiales de escuela y adoctrinamiento, señalados como responsables de no de servir y proteger, han sido puestos sobre el escrutinio mundial por abusos de autoridad y hasta atrocidades contra aquello que se supone deben servir: su propio pueblo.

En diciembre 15, 2021, el Diario El País titula: «La ONU responsabiliza a la policía de al menos 28 muertes durante las protestas de este año en Colombia».


«Hay razones fundadas para sostener que se habrían cometido graves violaciones a los derechos humanos, tales como privaciones arbitrarias de la vida y violaciones a la integridad y seguridad personal, derivadas del uso innecesario o desproporcionado de la fuerza; detenciones arbitrarias; violencia sexual y de género; y actos de discriminación y racismo» – ONU.


La anterior, es una de las conclusiones del informe Lecciones aprendidas y observaciones del Paro Nacional 2021, presentado en Ginebra.

Sí, el que escribe, en su momento, fue capacitado por personal policial colombiano en el área de Seguridad Protectiva. Fui afortunado en el primer lustro de los años 2000; «el quién enseña» era un coronel de mucha experiencia y sobre «el qué se enseña» no hay observación negativa alguna; sigo muy agradecido. No obstante, en el tiempo, una línea de educación policial, puede perfectamente cambiar abruptamente y no necesariamente de forma positiva.

Recuerdo cuando enviamos a dos operadores tácticos de élite del OIJ, a Colombia. «Nos metían en sacos y de un momento a otro, nos agarraban a patadas y puñetazos. El asunto era aguantar ya que esa preparación tenía relación con las experiencias policiales colombianas con el secuestro extorsivo..» ¡Interesante, según recuerdo..! La anterior, parte del reporte que se me rindió en su momento por los graduados.

No había problema alguno, lo que aprendieron debió ser comprendido y aceptado dentro de un marco de referencia muy especial: la experiencia y necesidades de la Policía de Colombia. Claro, los receptores eran policías costarricenses bien entrenados y experimentados, con buena educación y sobre todo, con mucha experiencia y buena supervisión. Ninguno utilizó tan peculiar método, para «entrevistar a un sospechoso» en suelo tico.

¿Se obtendría el mismo resultado de comprensión de la materia, si el receptor del nuevo conocimiento es uno con marcada inmadurez, debilidad moral y ética, peor aún, con una deficiente supervisión policial en su unidad de origen..? Es complicado ¿o no..?

La buena escuela colombiana, pero ¿Habrá sido la única..? No, por Dios no. Acá nuestra Fuerza Pública ha sido entrenada por la escuela chilena, la panameña y otras más. Echemos una «ojeada» a otra más de estas academias:


«Los Carabineros y militares en Chile cometieron graves violaciones de derechos humanos.»
– ONU.


Diciembre 13, 2019. Según la ONU «Un equipo de la Oficina de Michelle Bachelet documentó 113 casos específicos de tortura y malos tratos, y 24 casos de violencia sexual contra mujeres, hombres, niños y niñas adolescentes, perpetrados por miembros de los Carabineros y militares. También describe el uso desproporcionado de las armas menos letales, que le causaron heridas oculares a unas 350 personas.».

Y, aunque usted no lo crea, muchos de nuestros policías han sido entrenados, adoctrinados por los Carabineros de Chile. Si han sido bien o mal entrenados, no lo sé. El quid del asunto lo es el fortalecimiento de la escuela policial costarricense y su influencia dentro y fuera de nuestras fronteras. ¿La hay, existe siquiera, esa influencia..? Creo que no.

Luego luego – como dicen los mexicanos – después de una «torta policial» hay que sacar tiempo y paciencia para ver, como ante la ingenua lente del periodista, los jefes policiales exclaman: ¡Una situación lamentable..! ¡Lamentamos mucho la pérdida..! ¡Bueno, un oficial no debe disparar a las llantas de un vehículo en movimiento pero, bueno, puede si, pero depende de la velocidad..! Sí amigas y amigos, verlos y escucharlos recuerda a tres grandes personajes: Pilato, Cantinflas y Pinocho.

Por otro lado, la juventud si bien es un divino tesoro, ese es uno que no necesariamente pesa en oro por su amplia experiencia.

Debido a graves grietas en la supervisión policial, hasta hemos incurrido – como jefes – en yerro, al ignorar esa relación juventud-inexperiencia-vulnerabilidad:

Recuerdo a un valiente joven que estaba asignado a la Sección de Robos del OIJ. Él me pide un espacio, una oportunidad de servir en la unidad táctica. Yo le investigo y converso con su jefe:

¡No te lo recomiendo, él estaba en un grupo que está muy cuestionado..! – me exclamó. Y sabiendo ustedes que ese grupo no era de buen ver ¿Porqué, de primer ingreso, de primera entrada, lo integran con los que ustedes consideran corruptos, siendo fulano, tan joven e iluso en la materia..? – le repliqué.

La historia es larga; no obstante, muestra con claridad, una ausencia de visión, del debido control sobre el agente de nuevo ingreso al cual, se le lanza hacia un muy curtido, por incorrecto adoctrinamiento y para cerrar el telón, con una supervisión terriblemente deficiente.

Algunos de ustedes en avanzada se preguntarán: ¿Cómo andará la supervisión policial en nuestra Fuerza Pública, por ejemplo..? Para muestra un botón:

Para septiembre 6 de 2019, Noticias Monumental titula: «Audio de jefe policial destapa corrupción y fiestas en delegaciones de Fuerza Pública». El medio señala que La poca vigilancia sobre la labor que ejercen los policías habría derivado en situaciones de corrupción que van «desde fiestas con licor en las delegaciones de la Fuerza Pública, hasta la colaboración de oficiales con grupos narco.». ¡Sí, estamos caídos..!

El producto de la influencia del adoctrinamiento desconocido mezclada con el efecto de la endeble supervisión, puede llegar a ser una seria amenaza para el prestigio de la institución policial. ¡Cuidado..!

¿Sobre el «patadón»? Esta acción se hace percibir como una acción desproporcionada, carente de justificación, por ende; a pesar de esto ¿De llegar a ser, realmente, una conducta policial reprochable, es el oficial de botas sucias aquel, único receptor de una eventual responsabilidad..? Yo le hablaría al oído al juzgador: investigue cuándo, cómo, quién, dónde y en qué fue formado profesionalmente el oficial; pueda que la perspectiva con justicia, se bifurque.

¡Ya es hora..! Es momento de reflexionar sobre el adoctrinamiento que reciben nuestras fuerzas policiales, es hora de trazar un norte en materia de formación y hacer de nuestra academia, la mejor escuela policial de Latinoamérica.

¿Tenemos con qué..? Por supuesto. Lo único que no tenemos es visión y determinación por dar el salto al camino del ejemplo y la perfección en tan delicada materia.

El Ministerio de Seguridad Pública tiene un recurso humano muy valioso en el área de la capacitación policial ¡tienen la capacidad! anímense y den ese paso trascendental. Con esto y un sistema de supervisión idónea, los costarricenses no veremos más estos «cuadros deprimentes»; no obstante, si apreciaremos desempeños policiales de altura.

Con respeto y admiración, un artículo dedicado a nuestra Escuela Judicial y por supuesto, a nuestra Academia Nacional de Policía, a ambas mucho debemos y sobre todo, agradecemos; por tanto, crítica constructiva ofrecemos.