Minor Araya Salguero

Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT

Con respecto al infortunado accidente del pasado miércoles 11 de enero, en San José, en donde una patrulla de la Fuerza Pública colisiona violentamente en una intersección con una motocicleta.

Se debe aprender de la experiencia y asi, evitar al máximo, que una ingrata imagen se repita en el tiempo.

Amigo policía, si lo que arriba de usted no sirve, pregunte y aprenda de la experiencia de aquellos, a su derecha e izquierda que…

Esta vez, perdimos a Yerlin Valverde Castillo, 36 años, y a Mario Ubeda Lopez, 60 años. Una funcionaria del Ministerio de Seguridad Pública y un funcionario del Magisterio Nacional, respectivamente.

Y, digo «esta vez», porque no es la primera ocasión en que preciadas vidas se pierdan producto del atropello, de la colisión, del vuelvo, del desperfecto, de la alta velocidad, en fin, en donde, en la desgracia se relaciona una auto patrulla.

¿Por la atención a una emergencia? ¡Por Dios! a esta altura del partido, todo agente de policía con responsabilidad de conducir vehículos debe, necesariamente, saber sobre el Articulo 104 inciso H, de la Ley Tránsito y no obviarlo.


«Los vehículos de emergencia que se desplacen en respuesta a un incidente de esta naturaleza, utilizando los dispositivos de alarma correspondientes, podrán continuar la marcha en una intersección con semáforo en luz roja o con señal de alto, no sin antes verificar que no hay circulación de vehículos en las vías que se intersecan.»


Pero ¿Conocen nuestros policías ese importante contenido para la Supervivencia Policial? Evidentemente, la respuesta parece seguir siendo un desafortunado no; esto si que es triste en realidad.

Ahora bien, sé perfectamente lo que la llamada de emergencia hace en la mente y corazón de un verdadero policía, más aún, cuando la llamada es de auxilio y proviene de un compañero que está bajo fuego.

La adrenalina sencillamente brota en abundancia por todo tu cuerpo y, si no dominas los efectos, esta se puede convertir en una amenaza; en «cuchillo para tu propio pescuezo».

En el OIJ muchas veces se aprende a golpes y claro, gracias al buen consejo de aquellos veteranos que ya pasaron por donde asustan. La humildad y el respeto por la experiencia ajena, se convierten en dos de los requisitos para adquirir tan preciado conocimiento.

A inicios de la década de los 90, recuerdo cuando en una tarde de fin de semana apresurado conducía un Nissan doble cabina, por el centro de Limón y, por primera vez me acompañaba mi Oficial de Guardia, Gustavo Linares Coto (un tipo de mi vieja guardia). En efecto, a mi paso, todo me pertenecía, hasta las concurridas intersecciones y sus coloridos semáforos…

De pronto, casi a «grito pelado» mi oficial me dice: «¿Qué está haciendo? deténgase de inmediato, oríllese ya, pero ya» ¡Aquella orden casi me provoca un infarto! Creo que me hice ver como un Magirus Deutz, en mínima…

No me dejó ni hablar: «¿Qué hace, quién le enseñó a manejar así, me quiere matar o matar a otra persona? Así sea una emergencia, debe tener cuidado. ¿Quiere atropellar a alguien?»

Cómo yo solo decía, si o no señor, Don Gustavo – así le llamaba yo, otros compañeros, le llamaban Linares – probablemente tuvo compasión de mi cara de susto y me dijo:

«Vea, cuando usted recorra las calles, hágase ver, que la gente te reconozca como OIJ, como policía y usted, los reconozca a ellos, solo así usted sabrá que está pasando y reconozca a quienes lo ven. En emergencias, tenga cuidado para que no provoque un problema peor y se la cobre el OIJ».

Más adelante, en el tiempo, incluso durante capacitaciones en el extranjero, me daba cuenta que aquella regañada que un Oficial de Guardia del OIJ le dió a un «inmaduro investigador», valía su peso en oro. El mismo mensaje fue transmitido de mi, al personal que años después trabajó junto a mí.

Amigo policía, si lo que está arriba de usted no sirve, pregunte y escuche a los que están a su derecha e izquierda, valore la experiencia de otros buenos policías que esto, le puede evitar enfrentar graves problemas.

¡Problemas! Créame, cuando usted ya se saltó la luz roja, no hay vuelta atrás, pueda que tenga problemas y cuando estos amenazantes aparecen, seguramente quedará enfrentando estos sólo, adoptando la paranoia y el profundo resentimiento como sus únicos dos amigos el resto de su vida.

Me pregunto: ¿Ha o habrá recibido el oficial conductor de la patrulla – como vehículo que, en apariencia, provoca el mortal accidente – capacitación especializada en manejo defensivo o, simplemente fue «lanzado al agua, sin saber nadar?.

Nuestro pésame al Ministerio de Seguridad Pública, al Magisterio Nacional y por supuesto, a los honorables deudos.