La región invierte apenas un 3,5 % de su Producto Interior Bruto (PIB) en infraestructuras, mientras que en Asia o África se invierte alrededor del 7 %.
Redacción: El Banco Mundial aumentó ligeramente sus perspectivas de crecimiento para Latinoamérica y el Caribe para 2023, y aseguró que la región crecerá un 1,4 %
El crecimiento para América Latina y el Caribe será de un 1,4%, según un informe del Banco Mundial En 2024 y 2025, se mantendrá en el 2,4 %, añadió esa institución.
La cifra para este año es una décima superior que la incluida en su anterior informe sobre el continente, publicado en enero, pero sigue estando «por debajo de lo esperado», apuntó la institución en un comunicado.
Según informes se debe a los efectos de las subidas de tipos de interés de los bancos centrales para luchar contra la inflación y a la bajada de precios de las materias primas, explicó en una rueda de prensa el economista jefe del Banco Mundial para Latinoamérica y el Caribe, William Maloney.
Con todo, y a pesar de que la región ya prácticamente se ha recuperado de la crisis de la pandemia de COVID-19, el crecimiento de los próximos años será demasiado bajo como para traer una reducción significativa de la pobreza, ahondó el experto.
América Latina ha sido capaz de resistir hasta ahora la incertidumbre económica actual, agravada por la invasión rusa de Ucrania; y la inflación, después de haber alcanzado cifras históricas en muchos países a lo largo de 2022, se ubicará en un 5 % en 2023 (a excepción de Argentina).
A pesar de eso, la integración de la región en la economía global continúa siendo muy baja.
A esto se le suma una progresiva reducción de las inversiones extranjeras en la región, especialmente las españolas, apuntó el experto.
La región invierte apenas un 3,5 % de su Producto Interior Bruto (PIB) en infraestructuras, mientras que en Asia o África se invierte alrededor del 7 %.
Eso, unido a unas instituciones políticamente inestables, resulta en una falta de integración y una pérdida de inversiones internacionales en Latinoamérica, a excepción de México, que está cada vez más conectado a la economía de Estados Unidos.
El economista advirtió también contra la tendencia al proteccionismo como respuesta al descontento con los resultados de los tratados de libre comercio, y abogó por hacer un mayor esfuerzo político para entrar en los mercados europeos y estadounidenses.
Oportunidades verdes
En este sentido, la institución considera que existen actualmente dos grandes oportunidades para la integración económica: la deslocalización cercana de empresas (o «nearshoring») y la producción de energía verde.
Maloney avanzó que el Banco Mundial se encuentra trabajando junto a algunos países latinoamericanos para impulsar el comercio de hidrógeno verde. Varios países de la región, como Panamá o Chile, ya han avanzado su intención de convertirse en importantes actores internacionales.
Sin embargo, estas ambiciones requieren también un ajuste a los estándares del resto de economías, como la trazabilidad -poder verificar el origen y la cadena de producción-, necesaria para vender combustible verde en los mercados europeos.