El descenso testicular se puede completar durante los seis primeros meses en los bebés nacidos a término y se puede retrasar hasta los 12 meses en los prematuros.
Redacción: Médicos del hospital Tony Facio en Limón, llevaron a cabo una cirugía laparoscópica para descender los testículos de un niño, los cuales estaban alojados en su cavidad abdominal, hacia el escroto.
De acuerdo con la información de la Caja costarricense de Seguro Social, se trata de un paciente de dos años con criptorquidia bilateral.
¿Qué significa?
Criptorquidia bilateral, es una condición que genera la ausencia de los testículos en el escroto y que fue detectada en el menor por el servicio de Cirugía Pediátrica, luego de que su madre no observara, ni sintiera, los testículos en el escroto ni en la ingle.
Hellen Siles, cirujana pediátrica manifestó que el procedimiento consiste en introducir una cámara por el ombligo para buscar los testículos del paciente y descenderlos hacia el escroto.
“En este caso los testículos estaban dentro del abdomen, una vez que se localizan, hay que disecarlos y descenderlos al escroto con unas pinzas laparoscópicas. Es muy importante la detección temprana de un testículo oculto o no descendido para lograr realizar la cirugía de forma temprana”, explicó la especialista.
Asimismo agregó que cuando uno o ambos testículos no puedan palparse es importante que los padres acudan con el menor a consulta médica, debido a que esta condición podría generar otras complicaciones, entre ellas: atrofia testicular, torsión testicular, hernia inguinal e, incluso, cáncer testicular.
¿QUÉ OCURRE CON LA CRIPTORQUIDIA?
La criptorquidia es la ausencia de al menos uno de los testículos en el escroto.
Puede ser unilateral (85% de los casos ocurre en el testículo derecho, que es el último en descender) o bilateral.
Constituye la malformación congénita más frecuente que afecta a los genitales externos en el varón, observándose en un 3-9% de los varones nacidos a término y en más del 30% de los nacidos pretérmino.
El descenso testicular se puede completar durante los seis primeros meses en los bebés nacidos a término y se puede retrasar hasta los 12 meses en los prematuros.
Expertos destacan que en todos los casos, es necesario un seguimiento a largo plazo para controlar el estado del testículo después de la cirugía.
