Las personas firmantes, servidoras activas y pensionadas del Poder Judicial de Costa Rica (juezas, abogados, letrados y técnicas judiciales), nos sentimos en la obligación de manifestarnos públicamente ante los inquietantes sucesos que rodean la reelección del magistrado Luis Porfirio Sánchez Rodríguez.
Observamos con preocupación cómo la maledicencia de algunas personas está intentando dañar la reputación de un hombre integro, cuya carrera en el Poder Judicial ha sido intachable. No podemos permanecer inertes mientras se busca manchar el honor de una persona que ha dedicado más de treinta años de su vida al servicio de la justicia en nuestro país.
Guardar silencio sería para nosotros un acto de complicidad ante una injusticia que atenta contra los valores y principios que han guiado nuestra vida profesional. Rechazamos categóricamente estas imputaciones, las cuales consideramos maliciosas y carentes de verdad.
La reelección de un magistrado es un asunto de gran relevancia y nos parece inaceptable que se utilicen acusaciones sin sustento para tratar de impedirla. Durante más de treinta años, don Luis Porfirio ha desempeñado sus funciones con rectitud y dedicación, y nunca, en todo este tiempo, ha sido objeto de reproches en lo personal o profesional. Nos sorprende y preocupa que, justo ahora, en el marco de su reelección, surjan estas imputaciones.
Este tipo de actos no solo afectan en lo personal al servidor involucrado, sino que se advierte como un ataque a la institucionalidad.
No encontramos otra explicación a lo que sucede más que el deseo deliberado de causar daño. Es nuestro deber exponer estos hechos ante el pueblo de Costa Rica, que merece conocer la verdad.
Conocemos de primera mano la conducta profesional y personal de don Luis Porfirio, pues hemos laborado a su lado. Jamás hemos percibido ni presenciado acciones o actitudes que puedan respaldar las graves acusaciones que hoy se le dirigen.
La trayectoria profesional de don Luis Porfirio Sánchez Rodríguez es ejemplar. Desde sus inicios en el Poder Judicial, ha demostrado un compromiso inquebrantable con la justicia, desempeñándose con rectitud y responsabilidad en cada uno de los cargos que ha ocupado.
Durante su tiempo en el Juzgado de Trabajo del Segundo Circuito Judicial de San José, don Luis Porfirio no solo fue juez, sino también encargado del trámite y coordinador del despacho, donde enfrentó desafíos significativos relacionados con el establecimiento y la consolidación de ese juzgado.
En ese contexto, es natural que surgieran disconformidades, como sucede en cualquier entorno laboral. Sin embargo, es crucial destacar que el desempeño de don Luis Porfirio fue siempre intachable, caracterizado por su profesionalismo y dedicación.
Las acusaciones que hoy se lanzan contra don Luis Porfirio carecen de fundamento. Nos consta que nunca escuchamos siquiera un rumor que cuestionara su conducta. Al contrario, siempre hemos recibido de su parte un trato respetuoso, amable y solidario. En lo personal, resulta absurdo y malicioso insinuar que don Luis Porfirio haya hecho comentarios soeces o haya actuado de manera indecorosa en relación con ninguna persona, hombre o mujer.
Posteriormente, don Luis Porfirio asumió funciones como juez superior en el entonces Tribunal de Trabajo de Alajuela, cargo al que accedió a través de los procedimientos internos de nombramiento y selección del Poder Judicial. Durante su tiempo en este tribunal, continuó demostrando su capacidad y compromiso, sin que jamás se le atribuyera un comportamiento que pudiera empañar su impecable trayectoria.
Su carrera judicial lo llevó a ocupar un puesto en el Tribunal de la Inspección Judicial, un cargo que, por su naturaleza, inevitablemente genera anticuerpos y enemistades, ya que implica tomar decisiones que pueden afectar a otras personas dentro del sistema judicial. Sin embargo, es importante subrayar que todas las denuncias y demandas presentadas contra don Luis Porfirio durante su gestión en la Inspección Judicial fracasaron, evidenciando que las acciones que tomó estaban fundamentadas.
En el 2016, don Luis Porfirio fue elegido magistrado en la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia, sin que en el proceso de su elección se mencionara en ningún momento la atrocidad que ahora se le imputa. Al asumir su cargo, se encontró con una oficina afectada por un rezago judicial considerable. Este problema se exacerbó con la entrada en vigor de la Ley de Reforma Procesal Laboral, debido al aumento de casos que ingresan a la Sala, superando ampliamente la capacidad del recurso humano disponible para resolverlos con la celeridad deseada.
Una vez que el magistrado Aguirre Gómez asumió la presidencia de la Corte, don Luis Porfirio fue elegido como presidente de la Sala Segunda y ha tomado medidas decisivas para atacar la mora judicial. Con la colaboración del Departamento de Planificación, comenzó a desarrollar un proceso de rediseño integral del funcionamiento de la Sala.
Se gestionó la asignación de más recurso humano por un período concreto (dada las limitaciones presupuestarias) para abordar los atascos más graves en la tramitación de los expedientes, y se establecieron prioridades para resolver los asuntos más antiguos y los casos de mayor sensibilidad, especialmente en materia de pensiones.
Gracias a estas acciones, la Sala Segunda ha logrado avances significativos en la reducción de los tiempos de espera. Hoy en día, se están resolviendo casos ingresados en este mismo año, al menos en materia de pensiones, lo que representa un logro importante en una materia tan sensible.
Es lamentable que, a pesar de su impecable trayectoria y dedicación a su cargo, se pretenda ahora empañar su nombre con acusaciones sin fundamento. Nos resulta inaceptable que una voz maliciosa, sin pruebas ni indicios, pueda sembrar la semilla de la duda, como algunas personas legisladoras han manifestado. La Asamblea Legislativa no debería servir como instrumento para alcanzar objetivos tan deleznables.
Quienes suscribimos damos fe, ante el pueblo de Costa Rica, de que don Luis Porfirio Sánchez Rodríguez es una persona honorable, respetuosa, y dedicada a su trabajo y a su familia. No ahora, sino desde siempre. No podemos guardar silencio ante esta orquestación maligna que solo busca dañar a una persona que no merece enfrentar una situación tan injusta. Su conducta como hijo, esposo, padre y servidor judicial nunca había sido objeto de ataque, porque ha estado ajustada a parámetros de probidad.
De igual forma queremos aclarar que la continuidad o no de don Luis Porfirio en su cargo no afecta nuestra relación de empleo con el Poder Judicial, y son motivos de justicia lo que nos mueve a suscribir el presente documento.
Que Dios los ilumine para que la decisión que adopten sea la correcta.
Betsabeth Gutiérrez Murillo
Marianela Fallas Víquez
Lourdes Montenegro Espinoza
Leyla Shadid Gamboa
Guisetle González Vargas
Anabelle Méndez Quesada
Ana Isabel Vargas Badilla
Elizabeth Villalta Schmitd
Andrea Camacho Mora
Loreley Solano Salas
Olman Venegas Gutiérrez
Cristina Cerdas Valverde
Juan Carlos Segura Solís
Henry Varga Pacheco
Guillermo Ballestero Umaña
Ángela Maria Garo Morales